tag:blogger.com,1999:blog-24019129789710173952024-03-06T06:55:45.435+01:00Víctor CharnecoVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.comBlogger185125tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-20976361665835489252021-12-08T15:15:00.000+01:002021-12-08T15:15:43.760+01:00Los conmovedores silencios de Inma Chacón<p></p><blockquote><p>La esencia del enigma está en la imposibilidad de descifrarlo.</p><p>La del silencio, en la capacidad de romperlo.</p><p>La de la vida...</p></blockquote><p></p><p><br /></p><p> 'Los silencios de Hugo' es la última novela de la autora zafrense Inma Chacón, a estas alturas una referencia tan consolidada de las letras españolas que cualquier presentación solo podría pecar de incompleta. 'Los silencios de Hugo' es ya una de las novedades literarias más destacas de este año, uno de esos libros que se van metiendo bajo la piel del imaginario colectivo y crecen a lomos de un impulso tan rítmico como imparable: el que marcan los corazones de sus lectores. 'Los silencios de Hugo' es un título necesario y conmovedor, un ejercicio de empatía y amor que grita desde la supuesta solidez de su silencio.</p><p><br /></p><p>El lector que inicie el viaje de esta novela conocerá los silencios de Hugo y sus porqués, las historias complementarias de su hermana Olalla -también de su esposo, tan imperfectamente humano- y de Helena, la bella compañera de inmensa generosidad. En la travesía de sus páginas descubrirá una sucesión de tramas que se complementan con exacta certeza, y de la que yo evitaré el <i>spoiler </i>para invitar a la lectura. Pero, además, encontrará dos valores que únicamente se encuentran en los más grandes: una prosa de deslumbrante plasticidad, y el compromiso de Inma con sus personajes.</p><p><br /></p><p></p><blockquote>Olía a recuerdos de infancia, a sueños por cumplir, a campo abierto, a prados verdes, a nieve sin pisar, a montañas recién coronadas.</blockquote><p></p><p><br /></p><p>Inma Chacón escribe con una enorme amplitud de registros, alternando los detalles más técnicos (médicos o matemáticos) con la introspección en los sentimientos de los protagonistas, ahondando con sensibilidad en el universo interno que les habita y gobierna. En su manejo del lenguaje, la autora no solo logra adaptar el léxico a sus intenciones narrativas, sino que construye párrafos de enorme belleza, integrados por figuras deslumbrantes, y con un ritmo tan apegado al corazón de quien lee que va manteniéndole en la emoción al mismo tiempo que sostiene en vilo su inquietud lectora. Quien abre el libro disfruta del camino, con esa riqueza estilística que caracteriza las obras que se quedan para siempre en nosotros: en cada página hay fragmentos que se nos impresionan por su hermosura, reflexiones que hablan también de quienes estamos situados más allá del límite físico del libro.</p><p><br /></p><p></p><blockquote><p>Plantaré un árbol, tendré un hijo </p><p>y escribiré la historia que te negaste a vivir.</p><p></p></blockquote><p><br /></p><p>Pero quizás el rasgo más impresionante de esta novela es la cercanía que Inma Chacón ha desarrollado con sus personajes, a quienes acompaña desde el respeto, mostrándolos en la complejidad de sus miedos y pasiones sin juzgarles, tendiéndoles la mano con empatía, caminando a su lado. El lector siente que la autora comprende a sus protagonistas, que les quiere en su humanidad, incluso aunque no comparta sus decisiones, que está implicada en lo que les sucede, en lo que sucedió fuera de la dimensión literaria, en el mundo en el que Inma recogió su inspiración y del que recibió su compromiso. Porque 'Los silencios de Hugo' es también un canto a la diversidad, un grito que busca defender a quienes, sin culpa, fueron culpabilizados, una necesaria defensa de las víctimas de esas otras pandemias silenciosas que durante mucho tiempo nos aterrorizaron y para las que los afectados carecieron de una voz tan clara, nítida y valiente como que ahora les regala Inma Chacón.</p><p><br /></p><p>V</p>Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-19461627982771295982020-10-08T10:54:00.003+02:002020-10-08T10:57:56.635+02:00'Apenas Fractales' en Radio Marca<p> Entrevista de presentación de 'Apenas Fractales' en el programa Marcador, de Radio Marca:</p><p><br /></p><p><a href="https://www.ivoox.com/s_p2_37161_1.html">https://www.ivoox.com/s_p2_37161_1.html</a><br /></p><p><br /></p><p>V </p>Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-43254562427028644712020-09-24T16:52:00.000+02:002020-09-24T16:52:45.376+02:00Pelear el libro en tiempos de pelea<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9apMukas1mvMVoDHaYUn446KUy5amuybUvmKIm5XF8NOLv0fLpCrSqUhxDMHePoOd5tsqxL2iYY2qSpkJ3tLsK2sHGoVx781enhsvd4jxADsu0urlk2nOjHefATrMXrRwnGQMN4Tdb_4r/s2048/Charneco+-+Apenas+fractales.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1293" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj9apMukas1mvMVoDHaYUn446KUy5amuybUvmKIm5XF8NOLv0fLpCrSqUhxDMHePoOd5tsqxL2iYY2qSpkJ3tLsK2sHGoVx781enhsvd4jxADsu0urlk2nOjHefATrMXrRwnGQMN4Tdb_4r/s320/Charneco+-+Apenas+fractales.jpg" /></a></div><br /><div><br /></div><div><br /></div>No nos dieron a elegir el escenario -nunca se nos ha dado a elegir, aunque quizás hasta ahora eso no había sido tan evidente-, y por tanto, no tenemos una vida alternativa a esta de pandemia, confinamientos, luto y miedo. No ha estado en nuestra mano diseñar la ruta, por lo que a nuestro alcance apenas reposan las opciones de carácter personal: cómo decidimos encarar un tiempo para el que no estábamos preparados, si nos plegamos a la tragedia y permitimos que nos empequeñezca, o por el contrario, nos alzamos sobre la desgracia para seguir peleando. Son tiempos de pelea, me atrevería a afirmar, dando por supuesto que una mayoría esperanzadora de nosotros no consentirá que el virus y sus consecuencias determinen sus circunstancias más allá de lo estrictamente necesario. Así lo creo, y por eso lo celebro: nos mantenemos como una especie que lucha por su dignidad; compleja, contradictoria, a veces luminosa y en otras ocasiones no tan merecedora de elogios, pero siempre dispuesta a apretar los dientes y continuar en la batalla por alcanzar el escenario de su voluntad.<div><br /></div><div>Son tiempos de pelea, tal vez ya nadie lo duda, los útiles de resistencia recuperados por quienes se sirvieron de ellos previamente; perdiendo el lustre de lo nuevo en esos otros que, además, se verán obligados a aprender su manejo. La primera batalla, de apariencia superada, habrá generado las destrezas imprescindibles para el desgaste cruel de una guerra, la extrema exigencia a la que no someterán unos tiempos sombríos que no parecen dispuestos a perderse en el olvido con la liviandad de lo superfluo. Son tiempos de pelea, y de aprender a mantenerse en la pelea, de hacerse el cuerpo -y la voluntad- a los oficios de la resistencia, el esfuerzo, la solidaridad y la persistencia. Son tiempos de pelea, también para el libro, sus oficios y afinidades. Nada nos será dado con facilidad en este 2020, y aunque eso nos obligue a ser proactivos, parece claro que la satisfacción de los logros nos permitirá saborear más lo obtenido.</div><div><br /></div><div>Tiempos de pelea para el libro, lo que quiere decir que 'Apenas Fractales' ha ido sorteando una extenuante ruta de pandemias, aplazamientos, suspensiones, encierros domiciliarios, y trabas superlativas hasta llegar a las librerías, y desde ellas (o quizás no siempre), para alcanzar las manos de sus potenciales lectores. Pero lo ha conseguido. Como yo nunca dudé que lo haría, porque un libro que ha luchado por su lugar desde 2014, imponiendo su voluntad incluso sobre la mía propia, no se iba a dejar vencer por un virus. Y son tiempos de pelea también para los lectores, no sólo exigidos por el esfuerzo activo de la lectura, sino también obligados a tomar la iniciativa para conseguir el ejemplar. 'Apenas Fractales' ya está en algunos de los lugares donde soléis ir a por las obras de vuestros autores favoritos (Casa del Libro, Amazon...), e irá llegando a las librerías de vuestra confianza en la medida en la que les solicitéis el título. Sabemos que esto es más incómodo que alcanzar el ejemplar directamente desde la estantería en la que descansa, pero como ya dije al principio de este post, no nos dieron a elegir el escenario. Vuestra inquietud lectora, 'Apenas Fractales', RIL España y yo os necesitamos en esta pelea; será imprescindible vuestro compromiso para conseguir que decaiga el muro de invisibilidad que este tiempo distópico pretende construir alrededor de esta novela. Vuestro empuje nos permitirá imponernos en esta nueva pelea del tiempo de las peleas. Estoy seguro de que lo lograremos, y de que os compensará este ejercicio de resistencia; quiero creer, además, que las historias de estos Fractales os aliviarán la espera de estos meses sombríos. Porque lo que es seguro es que saldremos de esta. </div><div><br /></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/rqTBzIwek18" width="320" youtube-src-id="rqTBzIwek18"></iframe></div><br /><div><br /></div><div><br /></div><div>V</div>Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-3493611316815426222020-07-16T17:19:00.002+02:002020-07-16T17:30:35.609+02:00Una cubierta que cierra el círculoEl proceso de escritura de una ficción, ya lo he publicado en más de una ocasión, es un camino en donde vas encontrando elementos que no siempre esperas. Esos hallazgos pueden darse en lo narrativo, pero también suceden con frecuencia en los temas, la identidad o las características de los personajes, y la estructura final del texto. En la aventura que es escribir un libro, sabes el lugar del que partes, pero en muy rara ocasión vas a dar al territorio que figuraba en tu hoja de ruta inicial. Y está bien que así sea, no sólo porque es uno de los alicientes impagables para quien se sienta a fabular una historia, sino porque en ese flujo de lo inconsciente aparecen mimbres de gran riqueza, de cuya existencia no estabas advertido y a los que, por tanto, no llegarías por medio de una ejecución meramente racional y perfectamente pautada.<br />
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<i>Apenas Fractales</i> no es una excepción a esta norma, y su construcción, la más dilatada en el tiempo de todos los libros que he escrito, responde a esa hibridación entre la voluntad del autor y las imposiciones de su imaginación que habitualmente define la literatura. En los cinco años que esta obra tardó en madurar, fueron muchas las circunstancias que intervinieron en ella, alterándola y provocándome el desvelo de conseguir que todas las piezas que se me iban revelando encajaran en una construcción que tuviera sentido. En otro momento abordaremos la importancia de los fractales o la Teoría General de Sistemas en el resultado final, pero hoy es momento de centrarse en el último de todos los hallazgos, el que completa la travesía: la imagen de la cubierta.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicwV_rwB5n8bHogdfgxmEx1j-cXeJ7tsmYo_RKCxBcZA0w_m3seQQKpwvML0uzOWlE6kQlN8OO0u1BTR2xuvyuYbJxkubUA217wasNTtgBDYPuuajybI2re7ipMXjZt2ZNhQYD8cHkGTyT/s1600/Charneco+-+Apenas+fractales.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1011" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicwV_rwB5n8bHogdfgxmEx1j-cXeJ7tsmYo_RKCxBcZA0w_m3seQQKpwvML0uzOWlE6kQlN8OO0u1BTR2xuvyuYbJxkubUA217wasNTtgBDYPuuajybI2re7ipMXjZt2ZNhQYD8cHkGTyT/s320/Charneco+-+Apenas+fractales.jpg" width="202" /></a></div>
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La fotografía que ha ocupado la portada, y que tan bien representa la estructura compleja, metódica e imperfectamente infalible de los fractales, es la de un grafiti callejero, un mural urbano cuya existencia yo desconocía, pero que se encuentra en la misma calle del centro de Madrid en la que yo vivía mientras escribía la mayor parte de esta novela. Después de algunos años alejado de esa ubicación, un amigo que estaba implicado conmigo en la búsqueda del diseño de la cubierta, me hizo llegar una captura de esta intervención, revelándome la escena que debía servir como presentación del texto a los lectores, pero no sólo eso, sino cerrando, además, el círculo de este libro que durante tanto tiempo me ha acompañado. Como su germen, la mayor parte de sus historias y páginas, y el espíritu que la gobierna, la imagen que hoy define a la novela estaba allí, en el mismo lugar, esperando silenciosa y eficiente a que los ojos adecuados la descubrieran para rematar una ficción que, ahora sí, está dispuesta para abandonar nuestras manos y llegar a las de los lectores, sus propietarios últimos, a quienes ya se dirige con la decisión de lo inevitable.<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-84724988195941716692020-06-11T19:39:00.000+02:002020-06-11T19:42:26.921+02:00Aquellas pequeñas cosas que alumbran una novela<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn2xewpkys6PTYJMfsbXo_jwMI0lGJYB9_2y9e36AYjZMws2DMFe_QrJ9kf47gXVAFaAaGC6FDTe4iFh22U62kvCrdOZzz447IgNNyZA1n_zaPakLbHlTKkicCGfCHnLO5cQhgrI7MsMno/s1600/Servilleta.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgn2xewpkys6PTYJMfsbXo_jwMI0lGJYB9_2y9e36AYjZMws2DMFe_QrJ9kf47gXVAFaAaGC6FDTe4iFh22U62kvCrdOZzz447IgNNyZA1n_zaPakLbHlTKkicCGfCHnLO5cQhgrI7MsMno/s320/Servilleta.jpeg" width="320" /></a></div>
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Como lector me ha interesado frecuentemente conocer de dónde proceden las novelas, cuál es la imagen o el chispazo en el que prende la trama posterior. Así supe que Antonio Muñoz Molina se había servido de su propia inexperiencia en las tareas más incómodas de la paternidad para construir al Comandante Galaz sin vocación de <i>El Jinete Polaco</i>. También que García Márquez se impulsó en la canción 'Aquellas pequeñas cosas', de Joan Manuel Serrat, para encontrar en alguna de sus obras ese algo después del que todo comienza a suceder. Porque es así: del modo más accidental -o menos académico- das con el primer verso (el que "regalan los dioses") o la idea que enraíza en tu imaginación, y a partir de ahí da comienzo el proceso creativo.<br />
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En el caso de <i>Apenas Fractales</i> todo sucedió en un avión que sobrevolaba el Atlántico Norte. Era el 1 de enero de 2014 y, sentado en el asiento de aquel vuelo de American Airlines, parecían darse las circunstancias adecuadas para descansar un poco. Llevábamos 24 horas enloquecidas, con vuelos desviados, escalas imprevistas y carreras para no perder varios enlaces, que habían concluido en el malabarismo de que todo finalmente cuadrara y nos acercáramos al destino que durante muchos momentos pareció escaparse de nuestras manos. Cansado, con un libro cerca y una bebida para deshacer el sofoco, apareció la idea. No era el momento idóneo, mis cuadernos iban en el portaequipajes y lo más socorrido que tenía al alcance para tomar las notas iniciales de la novela era una servilleta; la que acompaña estas líneas.<br />
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Desde aquel día, esa servilleta de American Airlines ha estado guardada en el cuaderno donde se fueron desperezando los conceptos que en ella apunté con celeridad, guiado por una iluminación de cuyo origen ni siquiera hoy estoy seguro. Cuando en este tiempo previo al cierre definitivo de la novela, que ya se encamina hacia los lectores, he revisado las notas que compusieron la trama y fueron desarrollando los temas iniciales, he vuelto a toparme con ella. Y no sin sorpresa, me he percatado de que en la simplicidad de su caligrafía están todos los elementos que componen el texto que seis años después verá la luz: la técnica macro-micro para resaltar la diferencia entre las estructuras sociales o de poder y el hábitat y las relaciones de los individuos, la teoría que vertebraría los capítulos -que pudo ser la del Caos, pero al final fue la Teoría General de Sistemas-, y los tres fractales de ficción -la tripulación de una nave espacial, un Gobierno y la pareja- que más tarde se completarían con el fractal de realidad. Todo en una servilleta, en poco más de una docena de líneas esbozadas al azar una mañana de enero, tras una Nochevieja atípica, en mitad de un vuelo, sin más explicación que esa. O con toda esa explicación.<br />
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Y es que, como para García Márquez, Muñoz Molina o el propio Serrat, a veces todo depende de algunas pequeñas cosas...<br />
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<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/hoCZ8H0RAsA/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/hoCZ8H0RAsA?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-52612901506967376362020-04-07T17:31:00.001+02:002020-04-07T17:31:40.445+02:00Luz en la distopía: RIL publicará 'Apenas Fractales'Cabalgamos una distopía como jamás hubiéramos imaginado, extrañados en la experiencia nueva del confinamiento, incapaces de anticipar la espiral de cambios que nos sucederán, y a merced de lo que un virus desconocido hará con nosotros, hasta hace unas fechas tan ufanos de nuestras potencias. Nos hemos sumido en una sombra tan difusa como innegable, pero en todo tiempo de oscuridad y crisis aparecen soluciones, luces que destellan con claridad y que se convierten en guías de optimismo capaces de cambiar el signo de nuestros días. En los míos emerge ahora una de esas noticias que difícilmente olvidarás, por siempre un recordatorio de la ambigua dualidad de los acontecimientos: la editorial <b>RIL </b>apuesta por llevar hasta los lectores mi nueva novela, 'Apenas Fractales'.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXGBY_31DBw7Eojtgjb28hoAm4lyGbcgipKJysNPtDJu2rT_W_0mJ-8UlduYoepKeCqsTK09ARaREYnJrHwe_x8Al3256szUfN83RB0FGLwYgI3574FHyoPipHs-nxf2MlBy2bejXdXf67/s1600/Fractales.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXGBY_31DBw7Eojtgjb28hoAm4lyGbcgipKJysNPtDJu2rT_W_0mJ-8UlduYoepKeCqsTK09ARaREYnJrHwe_x8Al3256szUfN83RB0FGLwYgI3574FHyoPipHs-nxf2MlBy2bejXdXf67/s320/Fractales.jpeg" width="240" /></a></div>
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'Apenas Fractales' es un texto en el que he venido trabajando, con una regularidad entrecortada, entre los años 2014 y 2019, lo que supone el periodo de creación de una obra más amplio de mi vida. Ha sido así porque me costó encontrar el engranaje entre el juego de realidad y ficción que presenta, armar sus tramas en torno a la Teoría General de Sistemas, y configurar el conjunto como un enorme fractal, la alegoría de la tesis que el libro propone. El resultado final sitúa al lector frente a la doble dimensión del ser humano, por un lado una realidad compleja, evolucionada y trascendente, pero también un resorte mínimo, casi insignificante, en la configuración global de la sociedad.<br />
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El nuevo libro no tiene fecha de lanzamiento todavía: con la vida esclerotizada en nuestros balcones, las librerías cerradas y los lectores centrados en el malabarismo afortunado de revisar o actualizar su lista de lecturas con los 'víveres' de sus estanterías previas a la crisis, solo tendrá sentido entregaros 'Apenas Fractales' cuando fluyamos de nuevo, la umbría ya un refugio para los acalorados. En ese momento, la generosidad de la rama española de la editorial chilena <b>RIL</b> permitirá que conozcáis a Volta, la peripecia de los miembros de la Hiperión, el sufrimiento del Presidente Ranchal al frente del Gobierno, y el amor imposible de Belén y Hernán. Mientras eso sucede, iremos desvelando algunos detalles del proceso que alumbró y depositará en vuestras manos esta novela; por ejemplo esta canción de <i>Love of Lesbian</i>, un asidero férreo en mis momentos de duda que en estos días vuelve a cobrar sentido.<br />
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<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/rqTBzIwek18/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/rqTBzIwek18?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-3808770831858568822019-10-16T16:30:00.000+02:002019-10-16T16:30:25.465+02:00Tetralogía de los Elementos (II): Fuego<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLfp5ZSdsKUrb1W-wuHXoleFQyzYjL-O2ecBbS8zArW0HujvmEwBMk1Z3PgbE7LZwo9yiY-qED1bdo-nLapn309EunBJXfeBHjoYXLWsqR0pG8X0ETFdTjQERGouodmvOlQN1NNtviIXy4/s1600/download.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLfp5ZSdsKUrb1W-wuHXoleFQyzYjL-O2ecBbS8zArW0HujvmEwBMk1Z3PgbE7LZwo9yiY-qED1bdo-nLapn309EunBJXfeBHjoYXLWsqR0pG8X0ETFdTjQERGouodmvOlQN1NNtviIXy4/s1600/download.jpg" /></a></div>
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Como la Feria de cada año, ya está aquí la segunda entrega de la Tetralogía de los Elementos, ahora acercándose al concepto del fuego, que todo lo destruye, purifica o transforma.<br />
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<a href="https://issuu.com/vcharneco/docs/fig.docx">https://issuu.com/vcharneco/docs/fig.docx</a><br />
(para el texto en issu)<br />
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<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;">
<b><u><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: 12pt;">Tetralogía de los elementos (II): FUEGO</span></u></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt;">
<i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: 12pt; line-height: 200%;">Para
Ana y Lea, la luz y el fuego en los que todo renace.<o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: 12pt;">‘Quemémoslo todo, absolutamente todo.<o:p></o:p></span></i></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: right;">
<i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: 12pt;">El fuego es brillante y limpio’</span></i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: right;">
<i><span style="font-family: Garamond, serif; font-size: 12pt; line-height: 200%;">Ray Bradbury. <u>Fahrenheit 451<o:p></o:p></u></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Hay un
momento en el que pensarás que no existes. La acumulación de la temperatura y
los gases narcotizarán tu cerebro, y comenzarás a vivir en una realidad
paralela. Quizás en la más fiel de todas las realidades posibles, aunque eso no
lo sabrás entonces. Las crepitaciones se solaparán con los crujidos del
material que va consumiéndose, generando una burbuja acústica sólida,
impenetrable, saturada de reverberaciones; un ecosistema sonoro en donde te
sentirás cómodamente instalado desde el primer minuto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Arderás
en el fuego de tus convicciones, y ya nunca volverás a ser la misma persona,
ese tipo de expresión reconcentrada para quien todo lo ajeno se encontraba a
una distancia sideral, tan alejado de su eje principal como para haberse vuelto
invisible. No era mal humano ese hombre a quien se acaba de incinerar; es más,
en ciertos momentos, se trató de un individuo magnético, interesante, heroico
en su determinación por coronar cada una de sus cimas. Pero ya no es su tiempo,
y como todo lo que se queda desactualizado, estaba abocado a la extinción, a
convertirse en una caricaturesca reliquia del pasado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">El
hombre que fuiste no desconocía el fuego que le destruyó, pero lo cultivaba de
un modo distinto, el ardor entonces como un estímulo flameante capaz de
tornarse incendio si los hechos lo precisaban. Aquel muchacho de mirada febril
tenía la fuerza de un huracán; no siempre era capaz de contener ese caudal de
energía, pero era admirable en la determinación, implacable cuando se fijaba un
objetivo; tanto da si era acertado o erróneo. Como todo ser debutante, ese
individuo ahora reducido a cenizas se perdió en causas estériles, romántico e
ineficaz en la búsqueda de combates inservibles, casi más preocupado por la
estética de la confrontación que por su poso de justicia. Combatió en muchas
guerras, podría apuntarse, y en bastantes de ellas salió victorioso; en no
pocas ocasiones, esas victorias fueron pírricas, equivocadas, sólo un modo de
ahondar en lo que le separaba del mundo. Quizás el atemperamiento de su ardor
primero se podría tomar como la causa profunda de ese fuego ulterior; y, sin
embargo, no se visualiza en el origen de su transformación: su encalmada podría
identificarse más con la lógica de quien encuentra la fatiga en la reiteración
del conflicto, más hastiado por la sucesión de las batallas que satisfecho de
sus victorias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Nadie de
buen fondo está cómodo en la hostilidad rutinaria, cuando los mecanismos de la
defensa han comenzado a solidificarse y los músculos, de tan entrenados para la
crispación, empiezan a perder las habilidades de la sutileza. El tacto,
entonces, se vuelve áspero, recio, una barrera para cualquier contacto más allá
de la agresión. La piel, desposeída de su dotación para acercar los cuerpos y en
el sinsentido de su fragilidad sensitiva, es obligada al encallecimiento o la
erosión. No hay término medio en ese ambiente bélico, y las almas de espíritu
pacífico optan por retirarse, apenas ya una entidad automatizada en las
obligaciones de la defensa; el corazón a buen cobijo, algo menos resolutivo,
pero mucho más seguro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Y un
día, como por ensalmo, la simiente remota de todo lo que nunca has sido
comienza a germinar en ti: súbitamente te descubres en un gesto complacido,
simpático, generoso o tan solo despreocupado. Ese algo, que tal vez en ciertos
momentos de debilidad sentías en algún espacio umbrío de tu conciencia, empieza
a brillar; su luz, progresiva, va ocupando áreas con la sigilosa seguridad de
lo que no puede ser combatido, el calor irradiándose con lentitud, despacioso e
imparable. Con frecuencia, el afectado por la transformación no es capaz de
identificar la espoleta que detonó el cambio; en ocasiones, la concatenación de
las circunstancias es tan delicada que ni tan siquiera un sismógrafo podría
establecer el punto en donde se inicia la implosión, cuándo el movimiento de
las placas tectónicas de quien uno ha sido comienza a generar las fricciones de
donde ha de emerger quien uno ya es.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Y
entonces aparece el fuego.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">El
fuego. Tan místico y necesario, temido, feroz, purificador y destructivo en un
mismo ente, una miríada de haces entrelazados en una danza hipnótica y letal.
El fuego, del que primero descubrirás que no siempre quema, sus llamaradas
surcándote la piel en un cosquilleo difícil de interpretar, tibio y
reconfortante. El fuego, que inicialmente se aplica a la tarea de desvastar
todo lo accesorio, enconado en la eliminación de elementos que sólo más tarde
entenderás como prescindibles; las llamaradas, no obstante, escandalosas,
elevadas e intensas, un castillo flamígero y aterrador, alimentado en su
pretensión de infinitud por la paja de rápida combustión de todo lo que no
precisas para seguir adelante. Luego la vibración de sus ascuas, tanto más
reconfortantes cuanto mejor muestran en los matices de sus luces las sombras
que se escondieron tras ellas durante años. Y, por último, la hedionda ceniza
de sus miserias exhaustas, un olor nauseabundo que, por fortuna, dejarás atrás
sin percatarte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">El fuego
en una fase distinta después, desatándose en tu interior, prendiendo en los
deseos que aparcaste o diste por amortizados, demasiado preocupado por lo
fútil, cegado en las bombillas incandescentes de lo inexplorado, lo bello, lo
vertiginoso y hasta lo exclusivo. Sin criterio, podría decirse; e incluso más,
en el criterio cortoplacista de la juventud: tan hambriento de vida como para
saciarte en sus afueras, el estómago estragado por la mesa colorida de los
snacks baratos; los alimentos de intenso sabor más allá de tu hartazgo. Las
llamas de ese nuevo estadio albergarán la sabiduría telúrica de hurgar en tus
puntos de fuga, hábiles como las manos de un relojero, su filo acerado
recordando la precisión quirúrgica del bisturí mientras hiende la carne. La
flor de la sangre que desborda la herida se asemejará a las que ornamentaban
los patios de tu infancia, fragantes en su belleza cotidiana, un aroma que se
impresionó en tu recuerdo y libera ahora el turbión de sensaciones del niño que
soñaba con los ojos abiertos durante las siestas en las que nunca lograba
dormirse.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Ese
fuego nuevo es de una intensidad desconocida, vivaz, las tonalidades doradas,
rojizas y anaranjadas desplazando por completo la gama tétrica de los azules,
creando una nueva forma de combustión, un fuego diferente, renovador, que
construye la realidad al tiempo que la ilumina. Es fuego, eso logras sostenerlo
con certeza empírica, pero tus dedos lo acarician sin quemarse, la superficie
de seda resbalando por tus yemas, dejando en ella un eco de sensaciones que te
impactan por su hierática contundencia. Nada parece amenazador, móvil o
agresivo; la situación es estática, acogedora en su tranquilidad, de apariencia
lógica o inocua. Y, sin embargo, cala en tu interior como no lo hizo ninguna
tormenta previa, la lluvia penetrando en tu piel, insertándose en ti con la
fluidez de su deslizamiento. De improviso estás dotado con una condición de
impermeabilidad permeable: nada de lo innecesario atraviesa tus capas externas;
todo lo trascendente anida y crece en ti, transformándote en un ser distinto,
una versión evolucionada y perfecta de tus mejores virtudes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">El
fuego. El fuego creciendo en tu interior, desatado, incontenible y furioso.
Pero con una furia sin violencia ni imposiciones, un movimiento atronador,
torrencial, beatífico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">El fuego
que enraíza en tu carne, haciéndose uno con la sangre, marcando el pulso y
acompasándolo a los ritmos ancestrales que se guarnecían en ti aunque lo
desconocieras todo sobre ellos. El fuego que no sólo se integra en tu sangre,
sino que se convierte en ella, alterando su genética, reproduciendo su esquema
en un nuevo ser, la vida que se forja en el fuego, que emerge del fuego, que
sobrevive y es capaz de derrotar a todos los fuegos. <o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Garamond",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Hubo un
momento en el que pensaste que no existías, pero ese lapso está ya tan lejano
que no serías capaz de dilucidar si en algún instante fue cierto. Ardiste, eso
sí, puedes afirmarlo. Que ardiste como lo hace todo lo destinado a desaparecer.
Y que renaciste desde ese polvo, limpio, de vuelta en lo esencial, más completo
de lo que nunca creíste que se podía estar.<o:p></o:p></span></div>
<br />
VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-17526038352061479522018-11-19T17:31:00.000+01:002018-11-19T17:31:04.710+01:00Prontuario del otoño<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsfGbFfa-UeN-no_ei5pDtKMAGzGO9e7YXBPcuUxK-PP716CSuH6ftcVrYAmU8Tmrelrz9251iJa_0iNmkgHyogCsA-TDFcK5KlJRxjsiPwsBhYRER0AfbzBMXbfMFop5zpzRadVNt0mw6/s1600/5b7f0f3909a86.image.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="360" data-original-width="640" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgsfGbFfa-UeN-no_ei5pDtKMAGzGO9e7YXBPcuUxK-PP716CSuH6ftcVrYAmU8Tmrelrz9251iJa_0iNmkgHyogCsA-TDFcK5KlJRxjsiPwsBhYRER0AfbzBMXbfMFop5zpzRadVNt0mw6/s320/5b7f0f3909a86.image.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
1.- Éste es tiempo de luces engañosas y sol desvaído, conviene no descuidar nunca las reservas, de todo tipo. Si se está en ese momento de querer explorar cualquier escenario, es, quizás, el contexto adecuado para hallazgos y deslumbramientos; también rinde de forma óptima para quien ya no encuentra nada que perder en sus bolsillos: en los recodos inesperados se esconden posibilidades infinitas. En todo caso, la velocidad atenuada de sus días encarta una invitación para el recogimiento y la calidez; más de lo que lo hará el invierno, aunque pudiera parecer una controversia, porque a su frontera se arriba con hartazgo por la claridad cegadora de la suma de los veranos.<br />
<br />
2.- Los veranos son tan hermosos en su origen que, en ocasiones, nos llevan a olvidar la crueldad que late bajo su piel sedosa. Los días son largos, y esa condición que luce fama de privilegio, es milimétricamente la misma que convierte cualquier condena en irrespirable. Conocí (todos lo hemos hecho en alguna ocasión) a una persona que presentó su renuncia justo cuando el sol alcanzaba el cenit de las jornadas más lujuriosas, todos los elementos conjurados para que el tránsito de las horas se alambicara en una sucesión de placeres y disfrutes. Allí, ante el estupor de quienes se sentían jóvenes e imparables, decidió que no le compensaba seguir.<br />
<br />
3.- Si lo piensas bien, seguir es aceptar la dictadura de la inercia, sea cual sea su signo. Es cierto que en el auge de los excesos nadie se plantea cómo mitigará el hambre cuando se acabe la ambrosía; pero siempre se acaba, ésa es la lección que convendría tatuarse para conjurar el mal de altura. Lo contrario a seguir, entonces, sería establecer una ruta aleatoria, caprichosa, quebrada, que se fiara sólo al instinto y organizara el desplazamiento de acuerdo a dos únicas premisas: manda la sangre y cada dos años es obligado revisar el rumbo. Así, en esa otra tiranía del pulso y la imaginación, uno puede estar seguro de que nunca habrá traicionado su verdad.<br />
<br />
4.- Todo el que se ha mirado en un espejo conoce su habilidad para deformar la verdad, los labios perfiladísimos y el borde de la mirada excesivamente volcado hacia los abismos; ninguno somos como muestra el espejo condescendiente de nuestro dormitorio, tampoco iguales a lo recogido en ese otro azogue gobernado por la tiranía de los demás. Al final, el (des)equilibrio entre nuestras realidades y ficciones termina por transformarse en la más decisiva de todas nuestras batallas: sólo quien es capaz de frenar el fiel de su balanza en la proporción correcta entre ambas magnitudes encuentra el entorno adecuado para no sobredimensionarse ni limitar el alcance de sus potencias.<br />
<br />
5.- Pero todos los otoños encierran una semilla de luz, un tesoro que requiere del mimo y la paciencia de quien se sabe en el vórtice de sus momentos. Hacer germinar esa promesa ilimitada no suele ser una cuestión de acierto, sino de perseverancia; con frecuencia la naturaleza no es tan receptiva con la genialidad como sensible al sacrificio o la confianza, tan a menudo de límites confusos. Hombres talentosos se encerraron durante años en lugares de mágico ascendente, y sólo unos pocos elegidos consiguieron tocar con dedos temblorosos la superficie irisada de la belleza, la respiración entrecortada por el tamaño de una hermosura para la que no estaban preparados, que les sobrecogía.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/lkGkLQ4ueDc/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/lkGkLQ4ueDc?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />
<br />
VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-57670152578445920222018-10-04T18:16:00.000+02:002018-10-04T18:16:00.848+02:00Tetralogía de los Elementos (I): 'Tierra'
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMujVx_e65uBjayBWttu7PD2paROmf0839dX49C6ALMdFMirHR5M8hqIAv_z9bc50TW6P8z4vrWPhqNC2zUs8b1iflw01rx_1ThLGQzeloAh9Iaep8vx-fr6dl0O-Fsk7EmNA1Puh6xTye/s1600/images.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMujVx_e65uBjayBWttu7PD2paROmf0839dX49C6ALMdFMirHR5M8hqIAv_z9bc50TW6P8z4vrWPhqNC2zUs8b1iflw01rx_1ThLGQzeloAh9Iaep8vx-fr6dl0O-Fsk7EmNA1Puh6xTye/s320/images.jpg" width="320" height="213" data-original-width="275" data-original-height="183" /></a></div>
Este año, con motivo de la publicación de la revista 'Zafra y su Feria', inicio la 'Tetralogía de los Elementos'. 'Tierra' es el primero de ellos, el reconocimiento de la raíz y su influencia silenciosa.
<div class="issuuembed" data-configid="4820958/64910040" style="height: 371px; width: 525px;">
</div>
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-65151161165249544692018-04-23T14:04:00.000+02:002018-04-23T14:04:34.665+02:00ColeccionistaNo quieras saberlo todo. Nadie soportaría un deslumbramiento así; hay demasiados datos en un desnudo para una pupila no acostumbrada a ellos, saturada por la superposición de planos e interpretaciones. No quieras saber tampoco si hubo alguien antes de ti: siempre, en toda situación o lugar, ha habido otro que te madrugó el turno y llegó primero; es así incluso en las experiencias debutantes, todas construidas sobre un anhelo tan pertinaz y temerario como para desgastar la superficie de lo aún inexistente, inconsciente en su utilización de lo que sólo es deseo.<br />
<br />
Hubo un tiempo, quizás lo intuyas, en el que me dediqué a coleccionar. No sabría decirte con qué propósito, y tampoco hubo en su origen una afición determinante; empecé con la intención de combatir el aburrimiento, y se me hizo costumbre en la inercia de los hábitos. Podría concretarte con certeza mi primera colección -fue de botellas-, pero soy incapaz de cerrar la lista íntegra del resto; tampoco es grave, en cualquier caso, enumerar es un modo de convertir algo en nada. Coleccioné durante años y con un afán algo enfermizo; y un día dejé de coleccionar, a partir de un parteaguas al que se le puede dar una entidad individual, pese a que hacía tiempo que me había percatado de que acumular objetos me iba convirtiendo en algo menor, prescindible, almacenado o almacenable.<br />
<br />
Tuve una etapa profundamente material: de las botellas me pasé a los sellos, y de ahí a las monedas; era todo tan obvio que se me podía trazar por anticipado. Así que decidí coleccionar lo que nadie más reunía: calcetines con agujeros, cacharros oxidados, muñecos rotos... debo reconocer que el encanto de la fealdad me sedujo; había en su historia inconclusa un desafío como individuo, el reto de desencriptar el enigma y sobrevivir a sus implicaciones.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJEZkHy_JV0wAwJg7dKX4YYSvjeqPCk-AgRlj4XLYOawnzQzD1nIGLRl5nCYxQ6Md15kCJykgzrTQwSZ6dWvyg9w4JvmMCmi_JZw9yBmgOS_XDQqvgcsu6K6Gslnl1rlBnRMY6MNXQFz63/s1600/download.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJEZkHy_JV0wAwJg7dKX4YYSvjeqPCk-AgRlj4XLYOawnzQzD1nIGLRl5nCYxQ6Md15kCJykgzrTQwSZ6dWvyg9w4JvmMCmi_JZw9yBmgOS_XDQqvgcsu6K6Gslnl1rlBnRMY6MNXQFz63/s1600/download.jpg" /></a></div>
<br />
<br />
Más tarde jugué a reunir momentos, experiencias, sensaciones o conatos de ellas, un ejercicio muy estimulante en la intensidad del minuto, pero insuficiente en el afán de perdurar: los sentimientos se vuelven objetos desleídos a una velocidad inaceptable. Confieso que hubo un momento en que me hastié de todo y barajé la idea de ser el más avezado de los coleccionistas: reunir ojos en lugar de miradas, dedos para sustituir a las caricias, y bocas que reemplazaran a los besos. Pero me faltó la valentía necesaria para ejecutar un plan tan ambicioso; lo justifiqué en mi aprensión por la sangre y corrí el turno, definitivamente inhabilitado, eso sí, para continuar en el coleccionismo.<br />
<br />
Rendido a la evidencia del fracaso como coleccionista, hoy me conformo con ensimismarme en el reflejo absurdo de mis mentiras, reconstruyendo la extenuante constelación de las oportunidades falladas, tantas que el recuento público se convertiría en el retrato de una demolición. Dejémoslo estar, entonces, en una evolución vital, algo sin mayor valor o importancia, el movimiento lógico de quien hizo el camino desde una pléyade de potencialidades esperanzadoras hasta una realidad, digamos, decepcionante.<br />
<br />
VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-48653871788442448452018-02-28T19:20:00.000+01:002018-02-28T19:20:55.137+01:00Si yo fueraSi yo fuera quien fui seguiría entregando el alma tras cada balón, persiguiendo en el arco incierto de su vuelo los sueños por estrenar, desollándome las rodillas en los esfuerzos sin que el dolor consiguiera frenar mis ímpetus ni la sangre me impresionara. Si tuviera los ojos limpios de ese tiempo iniciático, continuaría perdiendo el aliento en la observación del mundo, maravillándome ante cada descubrimiento, creyendo sin dudas o sospechas, firme en el propósito de comprenderlo todo; incapaz de entender que nadie es capaz de abarcar tanto.<br />
<br />
<br />
Si yo fuera quien crees que soy me habría conjurado para evitarte cualquier dolor, hurtándote del duelo y las lágrimas, edificando en torno a ti -a todos a quienes me gustaría preservar- una cúpula de inviolabilidad y confort, cálida y soleada, surcada de placeres sin culpa. Si atesorara en las fibras de mis músculos un poder tan descomunal, haría retroceder de tus pies las sombras, a partir de entonces ya ni siquiera una posibilidad remota; doblegaría los hierros inevitables de la existencia, limaría las aristas con las que el mundo, de tanto en tanto, se nos equivoca, y acolcharía todos los amaneceres.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTLIP9SPhXZC0FMVeZP8DXZ44NgsMFbibJe0vaw0xdSy9qOZfP6wzWrQ751Bf4-nk5_CXaOzbXJiwd_OcAGf1kKMtF1DVvNfLUU3xFW6010e5q9keflKP0Aw_OcJAFWyegYT59fMxUiBiu/s1600/caldo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="374" data-original-width="586" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTLIP9SPhXZC0FMVeZP8DXZ44NgsMFbibJe0vaw0xdSy9qOZfP6wzWrQ751Bf4-nk5_CXaOzbXJiwd_OcAGf1kKMtF1DVvNfLUU3xFW6010e5q9keflKP0Aw_OcJAFWyegYT59fMxUiBiu/s320/caldo.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Si yo fuera quien soy garantizaría la sangre, mi sangre, esa sangre que es hueso y esencia, latido, suspiro, la debilidad del alimento y el sentimiento que fortalece la estructura del tuétano. Si así lograra ser, presentaría el aval de mi memoria, tal vez la herramienta más fuerte de todas, la que salva la distancia oceánica de los olvidos y acoraza la experiencia; también pies ágiles y manos leves, cantarinas, livianas en la asunción de tareas de precisión, y fiables cuando se requiere de ellas un soporte a prueba de conocimientos o certezas. Y sangre. Mi sangre. También la tuya.<br />
<br />
<br />
Si yo fuera quien seré tendría la mirada templada de los que están en paz consigo mismos, atolones únicos y confiables en mitad de la tormenta, de todas las tormentas, una por una o en su conjunto aterrador; rayos, nieves, fuegos, todo amenazas menores. Si llegara a ese grado de fiabilidad, querría ser suelo firme, sólido, fértil, un espacio donde echarse a descansar o cultivar alimentos, en el que educar a las generaciones futuras, hogar y plataforma, si es que no son el mismo término; albergaría en mí, entonces, guijarros e ideas, los materiales básicos del caldo primigenio que todo lo genera.<br />
<br />
VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-84523961419754222512018-02-14T19:25:00.001+01:002018-02-14T19:25:45.057+01:00Dietario (apresurado) del Invierno<b>Lunes</b><br />
A fuerza de nevar, se nos ha empezado a helar el corazón; no como una metáfora, sino en la inexpugnable literalidad del principio físico: la cristalización de los tejidos y líquidos va deteniendo el pulso, haciendo embarrancar la sangre, colapsando el sistema hasta provocar el fallo multiorgánico, sumiendo al individuo en una asfixia existencial. No debería el frío resultar tan invencible, y sin embargo, hay algo en su esencia que lo convierte en un enemigo feroz, de terminaciones filamentosas que arañan el alma hasta fijar en ella una pátina de desasosiegos.<br />
<br />
<b>Martes</b><br />
El Invierno cuenta, sin embargo, con refugios que se asemejan a hogares, cálidos como mantas de lanas venidas del norte. Son fuegos de eterna combustión, alimentados por un éter complejo y sabio, de gases que en su nobleza podrían ser tomados por señores decimonónicos. De entre todas ellas, yo me siento en casa con las llamas de las ficciones, confiables y generosas en cualquiera de las caras que su poliedro de posibilidades decida ofrecernos.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiV41D7Mf3OgatS5e-6slf8rwCxDzHdK2EM4dpPfwRMZyskcSjcAL32il50DKjFn88zytL3chIiQpbXpxBBcAXqMbPfq5CXVaqRXHLXvMJ9nzb0_MW8in1hm6mPCY0hrzYtgp8c3PBNJKz5/s1600/pexels-photo-266604.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1600" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiV41D7Mf3OgatS5e-6slf8rwCxDzHdK2EM4dpPfwRMZyskcSjcAL32il50DKjFn88zytL3chIiQpbXpxBBcAXqMbPfq5CXVaqRXHLXvMJ9nzb0_MW8in1hm6mPCY0hrzYtgp8c3PBNJKz5/s320/pexels-photo-266604.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<b>Miércoles</b><br />
Dicen que en cierta ocasión, interpelado por una muchedumbre de oyentes avisados, llegó a atreverse con el malabarismo de contarse a sí mismo; lo hizo, según cuentan, con voz lenta, profunda, el tono metálico atenuando sus inflexiones hasta dejar el relato en la frecuencia de una salmodia. Fue su metaficción máxima, la historia de un contador de historias trazada por el narrador más escéptico del mundo; no se podía soportar tanta belleza, y ninguno la resistió hasta el fin.<br />
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<b>Jueves</b><br />
Corría. Corría tan deprisa que, por momentos, pareciera competir más consigo misma que con el resto de los corredores. Corría con estilo, a golpes de riñón, ocultando el sufrimiento tras una sonrisa magnética y desconcertante, que hacía dudar a los rivales. Corría incluso cuando se desataba las zapatillas y extendía las piernas -largas, afiladas, hipnóticas en su falsa liviandad- para que la sangre le recompusiera las fibras dañadas durante el esfuerzo. Un día olvidó girar, y ya nunca más volvieron a saber de su hermoso trote.<br />
<br />
<b>Viernes</b><br />
Las semanas tienen un algo de vida completa, de seres con entidad propia y finita, destinados al acabamiento del viernes; a la prórroga máxima de los falsos festivos. Cada lunes es un semillero de buenos propósitos que irán agostándose en roderas, secarrales o escorrentías; apenas uno de cada cien granos tendrá la ocasión de germinar, el proceso lógico de la vida tornándose milagro. Vivir es sobreponerse a las semanas, lograr la finalización de su tránsito sin acumular heridas irrecuperables; hacerlo es también morir un poco, agotar el crédito de las oportunidades posibles, resignarse al acomodo como una forma bastarda del éxito, al juego de máscaras de la derrota.<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-47523326020928806252018-01-18T21:21:00.000+01:002018-01-18T21:21:21.035+01:00La compleja arquitectura del silencio<blockquote class="tr_bq">
Yo ya no sé si soy un hombre, ni por qué sigo aquí. No recuerdo bien mi nombre y, desde que la conocí, escucho el eco de su voz, hay un reflejo extraño en el cristal. Me dejó sin corazón, me dejó sin esperanza...</blockquote>
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<br /></div>
Conforme pasan los años, más difícil es el silencio. No ese espacio insonoro -e insípido- de la ausencia de sonidos; la inflada sensación de que uno posee un cierto reinado sobre la cadencia acústica del entorno, y de que ha sido capaz de imponer el mutismo sobre él. No. El silencio real, profundo, ese que emerge desde el interior del individuo y es capaz de neutralizar todo estruendo circundante, convirtiendo el fragor de los días en una nada que resuena.<br />
<div>
<br /></div>
<blockquote class="tr_bq">
Ella evitaba las miradas y se sentó lejos de mí, preguntaba sin palabras, adivinó mi porvenir. Bajaba el tono de su voz, parecía una mujer normal. Después cambiaba de color y empezaba a desnudarse.</blockquote>
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<br /></div>
<div>
Con el marchar imparable de los días, nuestro silencio se va plagando de presencias; sin hacer apenas ruido, quienes un día nos habitaron recuperan una parte del espacio que les perteneció, poblando la escena con una multitudinaria masa de fragmentos de nuestra existencia. El silencio, entonces, se vuelve una trepidación, esa letanía insomne que nunca abandona la ciudad única; en ocasiones la condena para los seres de sueño ligero o discontinuo, otras muchas, la melodía capaz de articular un pensamiento más complejo e imparable que todos de los que es capaz la vigilia.</div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYFNCMEsoTXoYVs1TVBZcm3VEnKTpVpVH_ikl75qPT0uDyIoZmIB0jt_6OnDatNDhiOeZc55SbNDSvMcBW82rYC64AobbAHUvDRe0BOehac9Pzz6YNc94w_aN9n8WAZyH6qUlvNljagyrt/s1600/silence-.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="533" data-original-width="800" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYFNCMEsoTXoYVs1TVBZcm3VEnKTpVpVH_ikl75qPT0uDyIoZmIB0jt_6OnDatNDhiOeZc55SbNDSvMcBW82rYC64AobbAHUvDRe0BOehac9Pzz6YNc94w_aN9n8WAZyH6qUlvNljagyrt/s320/silence-.jpg" width="320" /></a></div>
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En una consecuencia lógica de la acumulación de experiencia, el marco inicialmente níveo de nuestra memoria se va taraceando de personas, situaciones, sentimientos, amores y ausencias, componiendo un mapa sentimental que tanto sirve para llenar de luz los días de bruma como para ensombrecer los soleados. Ya nunca más seremos ese inocencia desvalida del comienzo, el aterrador horizonte del todo por hacer; la mágica oportunidad de poder hacerlo todo. El cuerpo se nos habrá ido llenando de cicatrices, y en la cartografía densa de la piel podremos reconocer cada una de las etapas del viaje; los episodios de donde emergimos refulgentes, aquellos en los que algo nos desgarró la carne. Igualmente, el alma se nos presentará punteada por una filigrana de pequeños puntos luminosos, tanto más brillantes cuanto mayor sea la atención que se deposite en ellos; ese sendero de luz aproximará el recorrido de una vida y ofrecerá un silencio de compleja arquitectura, plagado de murmullos, denso, grumoso pero también feliz.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
<blockquote class="tr_bq">
Me dijo ven aquí y muere, tú necesitas ser feliz. Soy el ángel de la muerte, y he pensado mucho en ti. Entonces quise escapar, despegarme de su cuerpo azul. Pero me dijo la verdad, y escapó por la ventana...</blockquote>
<div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/QXWPdivFaTg/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/QXWPdivFaTg?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
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V</div>
Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-66004737220414662292017-10-02T13:18:00.001+02:002017-10-02T13:18:28.771+02:00'Ciudad Subterránea', un relato sobre los pliegues de la realidadEn la tradición de mi aportación anual a la revista 'Zafra y su Feria', que tan firmemente me ata a mi raíz y me conecta con mis orígenes, este año el relato es el que sigue, 'Ciudad Subterránea', una reflexión sobre los pliegues que habitan nuestra realidad, insertándonos en dimensiones desconocidas, o eliminándonos de ellas...<br />
<br />
V<br />
<br />
<div class="issuuembed" data-configid="4820958/53888487" style="height: 371px; width: 100%;">
</div>
<script async="true" src="//e.issuu.com/embed.js" type="text/javascript"></script> Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-48472862449463655982017-07-28T17:28:00.000+02:002017-07-28T17:28:39.911+02:00Rotos. Una lectura -sin spoilers- de 'The Leftovers'<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8iVengw87hhtcZ20DLH-zi0pXoG5tRbBZ3wWa3G-w1EIQkg2z6H0tRXavPtZ_2O9oAEumsRvh7L4IP33mO9T0RDkeBpYFyxjZaHAzkeKJcsKIxA4dq4CUtaHxDN81r1vytrQmPpv9rPo1/s1600/grandes-momentos-The-Leftovers_EDIIMA20151213_0085_5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="399" data-original-width="643" height="198" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8iVengw87hhtcZ20DLH-zi0pXoG5tRbBZ3wWa3G-w1EIQkg2z6H0tRXavPtZ_2O9oAEumsRvh7L4IP33mO9T0RDkeBpYFyxjZaHAzkeKJcsKIxA4dq4CUtaHxDN81r1vytrQmPpv9rPo1/s320/grandes-momentos-The-Leftovers_EDIIMA20151213_0085_5.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
Son víctimas de la vida, de una vida especial, si es que alguna no lo es. Y están rotos, dejándose las fuerzas en la tarea de reconstruirse al mismo tiempo que se enfrentan a las sombras cuyo espacio ninguna explicación consigue llenar. Son personajes profundamente humanos, más de lo que cabría esperar en una ficción, y gracias a ese atributo de proximidad, consiguen la empatía del espectador en la gestión terrible de un dolor capaz de arrasarles, con fuerza suficiente para destruir civilizaciones enteras; a cualquiera de nosotros. Kevin, Nora, Matt, Jill, Laurie... los protagonistas de 'The Leftovers' viven en la perplejidad, y desde ella, intentan entender para poder normalizarse, detener la herida antes de que el manantial espumoso de su sangre se extinga y, en consecuencia, les extinga con él.<br />
<br />
Rotos. Como tantos, como la mayoría de nosotros en algún momento de nuestras vidas; afortunados de habernos recompuesto si encontramos en ese trance los argumentos capaces de unir la piezas; con la belleza sutil de los desconchones, en ese caso, haciendo parecer armónicos los bordes mellados. Nadie atraviesa el mundo sin conocer el dolor, sin quebrarse ante su llegada, la rodilla hincada en el suelo y los ojos, desesperados, buscando más allá de los acontecimientos las claves para comprenderlos; ninguno traemos incorporadas las herramientas para desactivar el inclemente espadazo de las muertes, los fracasos, las decepciones o los desamores. Ser capaces de encontrar los antídotos que neutralizan esos venenos nos permite seguir adelante; más bien, nos ofrece los escenarios morales en los que hacerlo, porque seguir es la condena -o el premio- que lleva aparejada la vida.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/AploOzzSRVc/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/AploOzzSRVc?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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<br />
<br />
Rotos y en el desconsuelo quienes no alcanzan los asideros de su salvación, incomprendidos, incomprensibles, incapaces de comprender y enzarzados en el turbión enloquecido del dolor; cercados por las sombras, perseguidos por ellas, resignados a compartir su espacio con el vacío al que esa ausencia les condenó. En ocasiones les miramos con la soberbia condescendiente que exhiben ciertos cuerdos ante el espectáculo inquietante de los locos; convendría hacerlo, no obstante, desde la piedad de quienes se sienten conmovidos por la tragedia de una persona derrotada por su herida, asfixiada en la pena, inhabilitada para recuperar el pulso normal de los días después de un fenómeno cuya toxicidad es incapaz de conjurar. Esos rotos son el espejo (roto) de lo que podemos llegar a ser.<br />
<br />
Rotos y rehabilitados los demás, integrando en nuestra existencia las consecuencias de ese suceso, desenredándonos la maraña de canas, lustrándonos los muñones, digiriendo con lentitud y paciencia la hiel del fracaso, frotando con fiereza el engrudo del dolor bajo la ducha para sacarlo de nuestra piel. Seres capaces de la resiliencia, admirables por ello, no sólo en la creación del concepto, sino en el alumbramiento de los medios para conseguir alcanzar la condición última: el conocimiento, las explicaciones, el poder sanador del amor, la amistad y la compañía. Individuos complejos tras la experiencia, cubiertos por un mapa de cicatrices que, a veces, se quejan con los cambios de tiempo, recordándonos donde hubo una herida y advirtiéndonos que, aun restañada, su presencia ya nunca podrá ser eludida. Crecer, madurar, sobrevivir, e incluso vivir, entonces, se podría entender como un proceso de aceptación, reconstrucciones y memoria; una pelea por integrar las sombras en el tránsito normal de los días y que, con el paso de los años, sus roturas correspondientes terminen por verse como hermosas imperfecciones.<br />
<br />
<br />
VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-72257096326833835122017-06-20T19:02:00.001+02:002017-06-20T19:02:16.534+02:00Pensar en círculos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-uQxUK9KVuOCnWWvDZM7WtWgwM2HZ40h7P4bOz-PJXP5geh6Hk-rwiQfZnu-W6nqyb3gzV_yKPpC7tpFefLkruHkjuu5l3tuaLGJEaOmapDbqlNhZwOe_YMLr2xM9ynfG-HvUaEJsk6d-/s1600/ivan_ferreiro_casa-portada.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="952" data-original-width="960" height="317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-uQxUK9KVuOCnWWvDZM7WtWgwM2HZ40h7P4bOz-PJXP5geh6Hk-rwiQfZnu-W6nqyb3gzV_yKPpC7tpFefLkruHkjuu5l3tuaLGJEaOmapDbqlNhZwOe_YMLr2xM9ynfG-HvUaEJsk6d-/s320/ivan_ferreiro_casa-portada.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
El ambiente está cargado de una cierta electricidad remolona, capaz de lo mejor y de lo peor, un deseo circular y endogámico, sabio en su reiteración, pero también demasiado insistente, incómodo por la estática ensordecedora de su minúsculo zumbido, tan ínfimo como penetrante. No sirve de mucho resistirse a lo inevitable, y sin embargo, lo hacemos, en una parte importante de las ocasiones porque no tenemos el conocimiento de que será inmutable, y en otras porque nos concebimos en el absurdo titánico de las causas perdidas. Como si cambiar el signo de los acontecimientos se pareciera a modificar las fechas en una vieja agenda de papel. <br />
<br />
Cabe contemplarnos con ternura resabiada, admitiendo que el ejercicio de la resistencia es merecedor de la admiración de quienes lo observan, con independencia de su firme candidatura al fracaso, poético y desprestigiado, y sin embargo, todavía magnético y poderoso. Somos la voluntad o no somos nada, siendo que esa capacidad para resistir toda eventualidad está construida a partir de la contumacia de la palabra, de la férrea solidez con la que el pensamiento teje su urdimbre de argumentos, motivaciones, desenfrenos y nostalgias. Todo lo que se explica a partir de una argumentación granítica tiene garantizada la supervivencia, tanto da lo desorbitado de su objetivo.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<br />
Son las palabras, cargadas y agitadas, que tienen el poder de transformar el tiempo.</blockquote>
<br />
Hay veces, no muchas ni tampoco pocas, en las que defraudamos nuestras propias expectativas; qué decir de las del resto. Son casos -no muchos ni tampoco pocos- tan clarificadores como necesarios: nadie se edifica sobre la planicie átona de lo siempre acertado, exitoso o correcto; en el rompepiernas del fracaso residen muchas de las respuestas que precisaremos más adelante, cuando fatigas y dilemas se afilen en la piedra de lo insalvable. Y como en esos juegos detectivescos, sólo quien va haciendo el acúmulo de las pistas correspondientes tendrá, en el trance final de lo decisivo, las herramientas necesarias para resolver el acertijo de la vida -quizás nada más que para sobrevivir a él-.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/e41TlLljgAw/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/e41TlLljgAw?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />
Los pensamientos circulares tienen una capacidad de evocación casi mágica, la prodigiosa tendencia a enroscarse en tu cabeza para, cuando la maraña ofrece su apariencia más confusa, sorprenderte con aquello para lo que no estabas preparado; ideas, respuestas, soluciones o desafíos, todo puede salir de un pensamiento que gira y gira igual que un derviche persiguiendo su trance. No hay solución para algo así, tampoco está claro que se trate de un asunto que requiera de soluciones: pensar, aunque sea en círculos difíciles de comprender, ya es mejor que cualquier otro plan...<br />
<br />
<br />
VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-80538486900178634932017-03-29T18:10:00.000+02:002017-03-29T18:10:23.291+02:00'Sara Baras. Todas las Voces'. El texto que acompaña al documental<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/7oA9-O5Irww/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/7oA9-O5Irww?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />
<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<b><u><span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">EL
TACÓN INCANSABLE<o:p></o:p></span></u></b></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<b><span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Víctor
Charneco, guionista y autor de la idea original<o:p></o:p></span></b><br />
<b><span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El tacón resuena en la
amplitud de un espacio que parece una cámara de vacío, el silencio omnipresente
y las respiraciones contenidas, tratando de no incomodar el surgimiento del
prodigio. El tacón golpea, seco y contundente, silabeando su percusión con la
cadencia rítmica de quien tiene algo que decir; el tacón habla y genera una
secuencia que compite y se alía con la música, inyectando en el flamenco el
espíritu libre de las <i>jam sessions</i>
del jazz. El tacón, y su propietaria, generan un efecto narrativo, cuentan una
historia que completa y trasciende el proceso habitual de su arte,
revolucionando el género y transportándolo de los tablaos a los auditorios, abriéndole
un hueco en los festivales de teatro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El tacón es de la propietaria,
qué obviedad; y ella, fruto de su tradición, heredera del cante y el baile de Cádiz,
hija de la Isla, ahí es nada. Y, sin embargo, en esa bailora, en Sara Baras, todo
lo que remite al clasicismo tiene la función de ejercer como un trampolín que
sirve para dejar ese patrimonio atrás, en un camino sin retorno hacia la
innovación y la modernidad. Una senda en la que entronca con los grandes
maestros, con el legado de esos a quienes rinde pleitesía en <i>Voces</i>, y que como ella, fueron capaces
de renovar el flamenco para llevarlo hasta un público más joven, creando un
género rico, mestizo, permeable a los sonidos que llegaban desde cualquier
rincón del mundo, fastuoso en su hibridación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Fue una noche de julio de 2014
cuando, con el respaldo de las piedras milenarias del Teatro Romano de Mérida, descubrí
‘Medusa’, un espectáculo en el que Sara Baras lograba que su compañía “bailara
la palabra”. Y algunas horas más tarde, asomados a la sabiduría de esos mismos
sillares, el momento en el que me desarboló la compleja simplicidad con la que
esa bailaora, ya convertida en directora y coreógrafa, expuso ante mí su deslumbrante
proceso creativo. El mismo que, eso lo supe tiempo después, se mostraba en el
esplendor de su fortaleza para construir en un ‘absurdo’ de tres semanas el
homenaje a los maestros en cuyas voces había germinado la titánica tarea de
construir la suya propia: Paco de Lucía, Camarón, Gades, Morente, Carmen Amaya
y Moraíto de Jerez; una terna que abre y cierra cualquier antología del
flamenco. En tres semanas; hay ultramaratones más fáciles.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVv0sGMyseU5HT0VaVZBL5pa5T5rQRUd3OqidYbHDzrnQgby7tRQCdSSZNohKAxcSKceVriVaiAQE9KFH5AS2V-ArZ2j7tcr3M4MgfLt7Hrwh2azMcJlPSU0wV9hVuIFdlMdYlCx5EI2y3/s1600/17309247_450107401987661_3885580400220064880_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVv0sGMyseU5HT0VaVZBL5pa5T5rQRUd3OqidYbHDzrnQgby7tRQCdSSZNohKAxcSKceVriVaiAQE9KFH5AS2V-ArZ2j7tcr3M4MgfLt7Hrwh2azMcJlPSU0wV9hVuIFdlMdYlCx5EI2y3/s320/17309247_450107401987661_3885580400220064880_n.jpg" width="226" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Quien cuenta historias siempre
quiere contarlas; también cuando se trata del relato sobre otro que, a su vez,
se ha embarcado en la aventura casi imposible de contar una historia contra
todos los relojes. En ese turbión de dificultades era donde refulgía la idea de
proponerle a Sara que nos permitiera ser uno más dentro de la compañía, uno
especial y poco común: el ojo que registrara cada una de sus decisiones, que pusiera
oídos a los desafíos, y que transmitiera para millones de espectadores cómo se
crea una obra que rinde tributo, en partes iguales de cariño, respeto y personalidad,
a los más grandes.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Aquí está el resultado de esa
experiencia inolvidable, del viaje al centro de una mente que crea y no se
conforma, que constantemente se cita en la exigencia de aportar algo más, que
nunca pierde el hambre del artista y jamás se rinde al acomodo de quien domina
la técnica. En el metraje de esta película verán el tacón, escucharán al tacón
y se maravillarán con ese tacón incansable. Pero, además, tendrán el privilegio
fascinante de asomarse al alma única de una artista irrepetible: Sara Baras. Y
les aseguro que no regresarán indiferentes. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "garamond" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">* Texto para el DVD del largometraje documental: 'Sara Baras. Todas las Voces'</span></div>
Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-64219739781619119562017-02-19T13:15:00.001+01:002017-02-19T13:15:41.430+01:00Soy. Ante las 'Abstracciones Poéticas' de David Rodríguez Caballero<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/Du5ATGhUHTQ/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/Du5ATGhUHTQ?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<br />
<br />
Somos todo lo vivido, qué obviedad, las risas, las lágrimas, los recuerdos que se nos impresionaron a fuego en las circunvoluciones del cerebro, el hambre y los lamentos, el luminoso hallazgo de lo que nos desarbola, y la aterradora ligereza que experimentamos cuando somos conscientes de nuestra fragilidad. Somos un listado infinito de influencias, muchas de las cuales no tenemos registradas conscientemente; nos cuesta identificar el beso que terminó con la inocencia, las muertes que nos demolieron, la primera vez que sentimos el latigazo urgente de un deseo oscuro, o ese aleatorio cruce de caminos que cambió nuestra trayectoria cuando más firme y definitiva parecía; tenemos problemas para reconocernos en las debilidades, las culpas o las mezquindades, por más que estén y nos determinen.<br />
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<blockquote class="tr_bq">
Algo tendrían que contar las estaciones, algo dirán las terminales de aeropuerto, los bares donde nacieron cinco de nuestras canciones, las noches en que tu chica te decía: 'Nunca más'.<br />Quedó algo de nosotros en esos lugares, en el lavabo de señoras y en el puerto, en la butaca del cine, en una boca de metro, en todas esas esquinas que solíamos doblar.</blockquote>
<br />
Yo soy el fruto de domingos infinitos, invencibles, que se alzaban sobre la rutina de la semana y parecían llenar de luz cada rincón, cálidos y seguros como el refugio del edredón en las madrugadas en las que todo se llena de aristas; pero soy también esas madrugadas interminables, con sus mil callejones oscuros, amenazantes, y la determinación de seguir caminando, siempre e innegociablemente. Soy el resultado de horas en terminales de aeropuerto, en estaciones, en bares, de la sensación fascinante del descubrimiento -ciudades, libros, películas, personas; descubrir es un acto poliédrico-, de la determinación, la esperanza y el sueño; soy el insensato que todavía cree, y que seguirá haciéndolo hasta el último suspiro, buscándose en los universos paralelos, en los coches donde no pensaste jamás que subirías, en las novelas y la cadencia armónica de la carrera, en la afirmación de lo que crees por encima de las conveniencias y las circunstancias. Soy una voluntad consciente y decidida, un deseo que no está dispuesto a ceder, adaptado o en transformación, pero todavía vigente, siempre vigente, irreductible, inasequible al conformismo o la rendición.<br />
<br />
Soy el resultado de las experiencias que tuvieron la capacidad de dejar una huella en mí, que atraviesan mi universo y dejan en él una trepidación reconocible, movilizadora, un estímulo que me desafía para ponerme en marcha. Soy quien lleva días dándole vueltas a este post después de haberme renovado en el deslumbramiento por la obra del escultor David Rodríguez Caballero, de sentir que en sus 'Abstracciones Poéticas' había una llamada tan poderosa como esas marañas de metales que juegan con la construcción del espacio y la luz, livianas en su rotundidad y capaces de reinvertarse en cada perspectiva, hermosas y elegantes, afiladas. Soy quien lleva en sus retinas los trazos seguros, lúcidos y brillantes, de sus marañas de pared, esos dibujos en metal que se muestran hipnóticos a la mirada, que captan tu atención desde el otro lado de la sala y no te permiten alejarte de ellos, atraído por la red infinita y delicada de sus líneas entrecruzadas. Soy el que extiende la mano y deja que sus dedos se electricen con la fuerza de las máscaras, las yemas sintiendo la tradición telúrica de su origen en la superficie arañada, surcada por las vetas del lijado, irisada por la luz, como si incluso ella necesitara un permiso especial para deslizarse por los caminos dorados del latón; soy quien mira esas piezas, una y otra vez, y siente que el tiempo se le escapa veloz, que necesita sentarse, levantar la pantalla del ordenador y retomar la sinfonía de las pulsaciones sobre el teclado, de tratar -tantas veces en vano- de reproducir con palabras el bellísimo ritmo de esas obras inolvidables, de engranar en un texto el turbión de ideas y sensaciones.<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-4181609638415888772017-01-27T14:24:00.000+01:002017-01-27T14:24:04.973+01:00La fibra larga de la literatura en la vigencia de 1984<br />
<blockquote class="tr_bq">
Fibras de Tipo I. Estas fibras basan su funcionamiento principalmente en la respiración celular, utilizando grandes cantidades de oxígeno. Como consecuencia de esto, poseen una gran resistencia a la fatiga, pero generan una fuerza mayor ya que sus contracciones son más lentas. Su potencial de crecimiento, en cuanto a hipertrofia se refiere, es bajo. Por sus características, son las fibras que soportan el esfuerzo en actividades físicas de larga duración como las carreras de larga distancia, maratones, etc.</blockquote>
<br />
La clave es la respiración celular, el oxígeno que, en grandes cantidades, es distribuido por su superficie, facilitando ese proceso. Aire respirado, tan simple, siempre tan complejo; y a partir de ahí, el misterio de la química, un elemento que nos envuelve, casi siempre inadvertido, transparente, inodoro, y que se transforma en la pieza clave de todos los mapas. Aire en respiración celular y una gran resistencia a la fatiga, la de las fibras de Tipo I, la fibra muscular larga, capaz de generar una fuerza mayor en el falso equívoco de su contracción más lenta.<br />
<br />
Según la definición, estas fibras son las indicadas para esfuerzos físicos de larga duración: las carreras de larga distancia y los maratones, concreta. Quedan identificadas, pues, como la herramienta de los corredores, el recurso al que se aferran cuando las fuerzas se les van agotando y el oxígeno, qué contradicción, pareciera remolonear en el camino hacia los pulmones, los alveolos saturados en el esfuerzo, extenuados por su hermosa misión de aprisionar el ingrediente único de la vida y el sudor. Son las artífices de esa zancada adicional, la que se lanza un poco sin fe, más confiado a la voluntad que a la certeza de obtener éxito en su trayecto, temiendo no ser capaz de dar ni una más, y sorprendiéndose cuando se advierte que hay energía para otra, y otra adicional, y una tercera a la que siguen la cuarta, la quinta y la sexta, para retomar con otra larga serie que lleva a perder la cuenta...<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB-A9nlxQXH2bjLJzTtR3CQ_QoDFSjyE55xEDpldhsXP6GeA_SICp97Vwn_YDCp4X1FIL4iG7GQUU0ipuZCFAwmFrSmt0T3U4kH1B93BQfeYf7XILp_VnocrLgm-RLEPmNuUUDZD-5bmUq/s1600/imgres.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhB-A9nlxQXH2bjLJzTtR3CQ_QoDFSjyE55xEDpldhsXP6GeA_SICp97Vwn_YDCp4X1FIL4iG7GQUU0ipuZCFAwmFrSmt0T3U4kH1B93BQfeYf7XILp_VnocrLgm-RLEPmNuUUDZD-5bmUq/s1600/imgres.jpg" /></a></div>
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El texto de referencia se completa, no obstante, con una frase lapidaria, destinada a desanimar a quienes persiguen la voluptuosa expresividad del musculo ostentoso, su ruido, tal vez también los réditos de su furia. "Su potencial de crecimiento, en cuanto a hipertrofia se refiere, es bajo", sentencia esa oración simple, de una sola subordinación, quizás envenenada. No ha de esperar el usuario de fibra larga, traduzco, clamores de piscina, silbidos tras las esquinas o miradas de indisimulado arrobo; no, esos bienes les son otorgados a quienes -y me tomo aquí la licencia de citar la definición de la fibra corta, o IIB- trabajan las que "tienen un potencial de crecimiento mayor y desarrollarlas hará que nuestros músculos se vean más grandes" (sic), eso sí, en un acto de justicia poética completa la línea con un escueto, y demoledor, "sin embargo, son las que se fatigan antes".<br />
<br />
Fibra larga, menos explosiva y sin embargo prácticamente indestructible, es la de la literatura, el texto que rara vez despierta silbidos y que, no obstante, se mantiene en el esfuerzo, zancadas silenciosas y progresivas que le llevan hasta la línea de meta de la más larga y extenuante de las carreras. Sucede con frecuencia que los amantes del sprint y las gestas basadas en el alarde entierran rápido los libros y su capacidad para reflejar, influir y hasta cambiar el mundo; sucede, en una cadencia igualmente cíclica e inexorable, que las buenas obras no sólo envejecen bien, sino que suelen encontrar pliegues en la realidad por donde consiguen mantener su vigencia. George Orwell publicó en 1949 la novela distópica <i>1984</i>, ahora vuelve a ocupar los primeros puestos de las listas de ventas; hay algunos que se sorprenden por ello, quizás no saben que las fibras del Tipo I, largas e inasequibles al desaliento, raramente se rinden.<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-60806632977726344002017-01-02T17:29:00.001+01:002017-01-02T17:29:58.861+01:00La baliza de la 10<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtuWKwg5T5oI85x_F6EhVsOPcHrcTy-O7F7z5qnXe7eQncXHCN8r2f1lAC04Bn5ckcBULMbiUJ41NS47KVZmjEOCEu6OeUTWOZbqNR2w8HwIDdOG6moock1MozoAUozVf7rn6SUqoLEsCX/s1600/IMG_4410.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtuWKwg5T5oI85x_F6EhVsOPcHrcTy-O7F7z5qnXe7eQncXHCN8r2f1lAC04Bn5ckcBULMbiUJ41NS47KVZmjEOCEu6OeUTWOZbqNR2w8HwIDdOG6moock1MozoAUozVf7rn6SUqoLEsCX/s320/IMG_4410.JPG" width="320" /></a></div>
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Empezar a escribir un libro nuevo es un ejercicio de incertidumbre. Partes de una idea, tienes algunas orientaciones de hacia dónde podrías dirigirla, y cuentas con el patrimonio básico del hambre, la necesidad de ir desentrañando las fibras que componen ese todo que, desde la distancia, visualizas como un cuerpo único, compacto, informe y con infinitas posibilidades; algo así como el bloque de mármol en donde el Miguel Ángel escultor ya creía ver un alma que sus manos podían recuperar. Con esas intuiciones, comienzas a bracear en una oscuridad tan densa y disuasoria que en ocasiones parece no ofrecerte otra alternativa que la renuncia; apenas asistido por una brújula herrumbrosa, has de asumir un mar de decisiones acerca del tono, los personajes, el enfoque, los ritmos y hasta el lenguaje, un exhaustivo catálogo de aseveraciones sobre las que no sabes nada.<br />
<br />
Y comienzas. El primer día con el ímpetu de lo que se toma pletórico de ganas, el segundo cabalgando la decisión, para el tercero recurres a la fe en las rutinas, y a la altura del cuarto estás más pendiente de despejar tus propias dudas que de encontrar las respuestas que precisa la narración... si has llegado hasta aquí, tendrás poco menos que nada, y eso no será demasiado preocupante si decides seguir adelante; el problema se solidificará si te paras a analizar el resultado de tu trabajo. Porque entonces te situarás frente a la realidad de lo conseguido hasta ese instante: un texto dubitativo, indefinido, quizás contradictorio, y donde no sabrás aislar ni una pincelada remota de ese chispazo de tu imaginación que dio origen a todo; de la hermosa proyección que buscabas alcanzar.<br />
<br />
Crisis será ahí la palabra que defina tu situación; crisis, miedo y, tal vez, el impulso de abandonar esa labor descomunal que no te sientes capaz de abordar. Y en ese lugar, también, estará la posibilidad de uno de los aprendizajes más valiosos en literatura: perseverar, continuar con el trabajo, hacer caso de las intuiciones y, cuando éstas se demuestren equivocadas, tener la flexibilidad de corregirlas; acumular materiales narrativos, avanzar en lo poco que se tenga claro y esperar a que la dinámica de la escritura te vaya ofreciendo más tarde hallazgos y alternativas. Cuando consigas entender que en ese pequeño hatillo están buena partes de las herramientas que necesitas para construir la historia, estarás mucho más cerca que nunca de un objetivo que seguirá a cientos de miles de kilómetros de ti.<br />
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Para mí el punto de no retorno de una obra nueva está en la página 10, lo que yo llamo la baliza de la 10, el momento a partir del cual ya no tienes la posibilidad de echarte atrás; hasta ese punto, tu navegación habrá sido costera, alegre, curiosa o inconsecuente, desde ese enclave, las corrientes se presentarán poderosas, el litoral estará tan lejos que no podrás regresar a él a nado, y sólo tendrás ante ti la opción de seguir con el intento. Nadie te garantizará tampoco que continuando vayas a ser capaz de alcanzar tu objetivo, pero siendo que podrías ahogarte tanto si retrocedes como si avanzas, optas por ir hacia adelante. No es un momento sencillo porque te enfrenta a una disyuntiva sin alternativas cómodas: aceptas rendirte o apuestas por un desafío titánico que no sabes si conseguirás completar; aun así, remas. Das una palada, otra, una serie seguida sin tomar aire, y otra más despaciosa cuando logras conducir el oxígeno hasta tus músculos; estás en ruta, y no podrías soñarte en un escenario mejor.<br />
<br />
Yo crucé la baliza de la 10 en los últimos días de 2016; así pues, 2017 es para mí un inmenso océano de posibilidades que surcaré con la mejor de las determinaciones, sin prisa ni pausa, con cautela y arrojo, sabiéndome en el vórtice de mi obsesiones creativas, instalado en la máxima felicidad. Remando, remando, remando.<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-53827097187868778132016-11-29T17:52:00.000+01:002016-11-29T17:52:37.286+01:00El pulso sin descanso. Tres años de 'Duelos'<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9xfVo-sgKegDVBqYtcetceDzYd_kHr9ZMPvDmMrh3Aa6vFEWVXD1vafwDuIeWLqyVMSTouS0vZBF8jhWl6bLdZ8GYL-XiZ8KjV8sQNasKH7PwxjBMiJ3I3ipp5ncHq8ySw0uPR4ecWnjt/s1600/IMG_0770.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="214" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9xfVo-sgKegDVBqYtcetceDzYd_kHr9ZMPvDmMrh3Aa6vFEWVXD1vafwDuIeWLqyVMSTouS0vZBF8jhWl6bLdZ8GYL-XiZ8KjV8sQNasKH7PwxjBMiJ3I3ipp5ncHq8ySw0uPR4ecWnjt/s320/IMG_0770.JPG" width="320" /></a></div>
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Hoy se cumplen tres años de la imagen que encabeza este post; tres años del lanzamiento de <i>Duelos </i>en la Casa del Libro de Madrid, de la íntima satisfacción de que el libro con el que todo dio comienzo en Nueva York en 2008 llegara finalmente a los lectores. No lo hizo en primer lugar, como habría sido de justicia, y tal vez lo hizo en el último, de eso no podemos estar seguros en este momento, pero lo importante es que todos vivimos aquella noche de magia en la ciudad, y que su recuerdo, por inesperado, me ha abierto la espoleta de muchas sensaciones encontradas.<br />
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Desde entonces, nos ha pasado la vida, nos pasó la literatura -que todavía nos sigue pasando-, nos pasaron los desiertos, las muertes y ciertas felicidades, y al final aquí seguimos, tercamente fieles a lo que integra nuestra esencia última, incapaces de desprendernos de las moléculas que se entrelazan en nuestras neuronas y nos construyen, imperfectos, apasionados, únicos. <i>Duelos </i>es hoy, también <i>Devuélveme a las once menos cuarto</i>, que consiguió alargarse hasta los cuatro años, un recuerdo hermoso que ha ido abandonando las estanterías para hacerse un hueco en los almacenes, ya lejos del ruido y la atención, heroico en su determinación por resistir, valiente, determinado, frágil y duro.<br />
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<blockquote class="tr_bq">
Me di un par de años para largarme... Y mientras tanto... El pulso sin descanso, el pulso sin descanso... Planeta Sur</blockquote>
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Cuando escaparon de mi poder las historias de Adzhed, Aleah, Olafur o esos samuráis hermosos y anacrónicos,<i> La intemperie de la belleza </i>estaba próximo a su final y el texto de los fractales se iba esbozando en mi cabeza con la lenta determinación de lo imparable. En el entretanto abismal entre aquel día de noviembre y éste, una constelación de minucias inabarcables ha ido sacudiendo los cimientos de mi universo, en algún rato, no lo niego, llevándome tan lejos del hecho literario como para sentirme hueco, enmudecido, inhábil o seco para seguir soñando historias. Sucede, no obstante, que hay circunstancias que uno no elige en su vida: no te es dado convertirte en alto o bajo, tampoco que un pulso sin descanso se mantenga constante en ti, haciéndose audible por encima de todo ruido o perturbación, esperando el silencio de la noche para atronarte con una verdad tan luminosa como liberadora: nada de lo que la rodea es literatura; no lo es ni tan siquiera el propio libro. Sólo el texto y tú lo sois.<br />
<blockquote class="tr_bq">
<br />Con tu permiso, o incluso sin él, éste es el momento, aún estamos a tiempo...</blockquote>
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<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/8421xOSXKwA/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/8421xOSXKwA?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
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V</div>
Víctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-75443218401496962452016-10-20T18:23:00.000+02:002016-10-20T18:23:25.707+02:00LatidoUn latido. El comienzo de todas las cosas es siempre un latido; quizás pueda parecer una perogrullada, pero hay pocas realidades más invisibilizadas que ésta, rara vez una señal pasó inadvertida con tan reiterada frecuencia. El golpe de un latido, y no el golpeteo, no sólo por evitar el tópico de su onomatopeya, sino por no faltar a la verdad: no hay aquí una sucesión rítmica de señales -o no la hay todavía, es cuestión de tiempo que suceda-; es un único, determinante, sutil, síntoma de lo que se viene gestando. Un latido precede el dolor, está en el origen de cualquier idea, y es la palanca de toda pasión. Toc. Un latido. Y empieza.<br />
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Quien ha sentido la presencia del latido, y más tarde ha comprobado cómo la senda que abre se torna torrencial con inusitada velocidad, ya conoce la fortaleza de esa evidencia física; y ha aprendido a temerla, también cuando ha de conducirle al oasis; especialmente si le obligará a transitar desiertos o infiernos. Podría ser, entonces, que ese individuo albergara la tentación de hacer oídos sordos a la llamada de su instinto, queriendo aparentar el desconocimiento, y hasta generándose el espejismo de la ignorancia; de lograr su objetivo, apenas se apuntaría la pírrica victoria de la postergación: a un latido le sigue otro, y otro más, y un tercer latido, seguido del cuarto y casi aprisionado por el quinto... la secuencia, ahora sí, es la de un golpeteo, una tunda de evidencias imposibles de soslayar.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPw5wzE_RPOJHrQ4xngT0X71Hgx8llRu5f6aMWdbEzkOhgbNFv7uGfPuJEc8bfVYmi64pvbEdacKH1GHI2q9jKLOkogooDSnz0lTaBfiZ4uXRp9OzsMhe5QiNyH9cJlnNhklY0H7KcUpkX/s1600/379-1-300x225.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPw5wzE_RPOJHrQ4xngT0X71Hgx8llRu5f6aMWdbEzkOhgbNFv7uGfPuJEc8bfVYmi64pvbEdacKH1GHI2q9jKLOkogooDSnz0lTaBfiZ4uXRp9OzsMhe5QiNyH9cJlnNhklY0H7KcUpkX/s1600/379-1-300x225.jpg" /></a></div>
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Así pues, en mitad del silencio o haciéndose atronador entre el ruido, de repente surge un latido. Toc. Si ya sabes de su existencia y le respetas lo suficiente para no tratar de embaucarle en absurdos volatines de tahúr, cuando le reconozcas comprenderás que todo está por cambiar, una vez más. Tal vez entonces la memoria te devuelva una secuencia de flashazos cegadores, los haces de luz estroboscópica alumbrando episodios anteriores con una celeridad hipnótica, mostrándote en los picos altos del ciclo y recordándote los tiempos abrasadores del barro... con el regusto metálico de la sangre saturándote las papilas gustativas, sabrás que ha llegado el momento; estés o no preparado, habrás de asumir el nuevo reto, los músculos tensos y la neuronas afiladas, nerviosas en la contención de sus potencialidades. Toc. Ha dado comienzo la cuenta atrás; y sí, estás preparado.<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-91671965779994244352016-09-29T18:13:00.000+02:002016-09-29T18:13:37.525+02:00El relato casi tradicional, esta vez anclado en Lope<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2_LdXWRMaje0TBmB8FyYEoQKnZ097xI4tnV6ZcibQCNVZGIoK5NnjbWVVG9Hv3ITk9dnR843f4QB8Ow7Ocz1VE7V5Mb7MUODGRFZZA6ZoYI8cuYGSLvt4O13KYTWhvj-ciZKuH0Zo_BCS/s1600/zzzafra003.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2_LdXWRMaje0TBmB8FyYEoQKnZ097xI4tnV6ZcibQCNVZGIoK5NnjbWVVG9Hv3ITk9dnR843f4QB8Ow7Ocz1VE7V5Mb7MUODGRFZZA6ZoYI8cuYGSLvt4O13KYTWhvj-ciZKuH0Zo_BCS/s320/zzzafra003.jpg" width="320" height="202" /></a></div>
Como es casi tradicional, he escrito una colaboración para la revista 'Zafra y su Feria'. Casi todo lo que puedo decir sobre el anclaje emotivo de esta comparecencia literaria anual está escrito antes ya en este mismo espacio; repetirme sería, por tanto, un ejercicio de reiteración innecesaria y plúmbea. Este año la búsqueda se me convirtió en tema, en un ejercicio de metaliteratura que reconoceréis como muy de mi gusto y que, al mismo tiempo que me encomendaba a Lope de Vega, me sorprendió por las claves que en su revisión dejaba a la luz. Rescató algunas líneas y dejo el enlace para quienes quieran adentrarse en la lectura del texto completo:
<blockquote>Un escritor puede ser el más libre de los seres humanos, pero también el más atenazado de ellos, todo depende de su capacidad para no tomarse serio, de su determinación por no anclarse en el tópico propio de lo que ha triunfado, de reinventarse sin miedo en cada nueva obra, partiendo de cero y queriendo reconocer su voz, el eco desnudo y fiable de lo que su corazón desea manifestar; escribir es ser sincero con uno mismo, sentirse tan hambriento como insatisfecho, colmado a ratos y en otros completamente desdichado, lejano del objetivo primero o teniendo que aceptar la incómoda realidad de lo que has sido capaz de concebir, casi mejor, de lo que no has podido impedir que tu alma concibiera; escribir es soñar de nuevo cada día, soñar con lo inalcanzable y consagrarse a la tarea improbable de conseguirlo</blockquote>
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-8921197105432713082016-08-01T00:36:00.000+02:002016-08-01T00:36:56.007+02:0040Quiero creer que la que abandono es sólo la primera mitad de mi vida, y que, por tanto, todavía me espera la felicidad de volver a vivir todo lo que ha convertido estas cuatro décadas iniciales en una experiencia imperecedera. Confío en que la nueva edad -tan mítica, tan temida, tan Nate- tenga los arrestos de superar el millón de momentos inolvidables que han hecho de los treinta un recorrido fructífero, gratificante y fortalecedor, un camino en el que, por fortuna, los desafíos han sido afrontados, y en la correcta combinación de los matices, superados. No diré que todo fueron alegrías, ni tampoco que no me dejé sueños, ilusiones o fuerzas en esa travesía de días, inviernos y largas caminatas bajo el sol, pero en el umbral último y plateado de sus años, puedo decir que los treinta merecieron la pena, que disfruté viviéndolos y que salgo de ellos fortalecido, curtido por las experiencias, maduro pero con hambre todavía, dispuesto a seguir porfiando porque los meses no me transiten la piel con la desidia fría de lo abúlico.<br />
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40. Desde este primer día de agosto ésta será mi edad, la iniciada por el cuatro, mi quinta década, un espacio en donde parece lógico suponer que seguiré afrontando momentos de cuya capacidad transformadora no podré sustraerme. No tengo miedo al futuro. Quizás en algún momento de mi vida sentí los vértigos de lo desconocido; ahora no, no me preocupa lo que está por llegar, me siento con la energía, la determinación y la mentalidad necesarias para hacer frente a cuanto se presente ante mi ojos; no desviaré la mirada, no rehuiré la pelea, nunca, jamás, me rendiré ante circunstancia alguna; todo lo viviré con la intención de apurar el trago de sus enseñanzas, transitaré con entusiasmo cada jornada y continuaré en la búsqueda constante de aquello en cuyas líneas consigo leerme, luchando por reconocer mi voz en cualquier cosa que me implique; sin temor a que mis huellas se reconozcan sobre el terreno.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEishheCHEc-qaVnsWYcZ3mMCeXs0M9_GUQlsOQL8NuwYvYMGnAt3DNzfuX8jyAbrRry-cIOMKhO8uhjViAPyUmGbumF2N_vLm9t-aZOWqXWQ1eMgCYTfSovklt3VyQmNiKDs0701-DjKt2E/s1600/FullSizeRender.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEishheCHEc-qaVnsWYcZ3mMCeXs0M9_GUQlsOQL8NuwYvYMGnAt3DNzfuX8jyAbrRry-cIOMKhO8uhjViAPyUmGbumF2N_vLm9t-aZOWqXWQ1eMgCYTfSovklt3VyQmNiKDs0701-DjKt2E/s320/FullSizeRender.jpg" width="240" /></a></div>
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30. Adiós a esa década imprescindible en la que ascendí peldaños que en ocasiones creí imposibles; en los treinta me marché a Nueva York para soñar los 'Duelos' que, casi cinco años después, vieron la luz en el tramo final de 2013; también escuché los estruendosos susurros de Martín, de Bruno y de Edna para escribir el 'Devuélveme a las once menos cuarto' que en 2012 me permitió culminar el tránsito improbable y mágico de la escritura. En este tramo de mi existencia, además, llegó 'La intemperie de la belleza', todavía en el malabarismo de las posibilidades, y ese otro experimento de fractales entre la realidad y la ficción de cuyo puerto de destino no tengo todavía la coordenadas; vinieron todos ellos, y las ideas que me fluyen y desvelan, el salto al vacío de la creación y su hambre pertinaz, sólida, tan adictiva como imposible de evitar, la inquietud constante, la insatisfacción permanente, el intenso placer del texto concluido. La cuarta fracción de mi vida está marcada por la literatura, pero sería impensable que ella hubiese desbancado a la vida: en este tiempo conocí la tristeza y el amor, me llené las pupilas de lugares prodigiosos y pisé escenarios que jornadas antes me era imposible aventurar; 33, 35, 38... las escalas de este viaje se me agolpan en la memoria con imágenes de amigos, experiencias, familia y conexiones mágicas, con el compromiso en azul que ahora inunda mis sentidos.<br />
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Paso, pues, por la estación dorada de los 40, pero lo hago para continuar con el viaje. Me podréis encontrar donde siempre, refugiado en la tranquilidad de un libro, con la percepción desaforada en los pasillos de un aeropuerto, disfrutando del placer de la comida o de la charla con amigos mientras compartimos una botella de vino; estaré refugiado en los callejones de la ficción y caminando con determinación por las avenidas amplias, luminosas, también concurridas y hasta caóticas, de esos escenarios impredecibles que son las existencias personal y profesional; daréis conmigo en los paseos, en las sonrisas, en la determinación por seguir adelante y en el compromiso por coronar cualquiera de mis potencias. Estaré en todos esos lugares, como siempre, con idéntica disposición para vosotros y el mundo; despierto, ilusionado, hambriento, satisfecho, comprometido con Víctor y urgiéndole para que consiga ser Víctor, mejorar a Víctor, retar a Víctor, superar a Víctor, querer a Víctor...<br />
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2401912978971017395.post-58477050241151774972016-05-26T17:20:00.000+02:002016-05-26T17:20:35.945+02:00Fe de erratasEn la última entrada del blog, sin duda alguna por una recriminable imprecisión, dejé en algunos lectores la sensación de que hay en el ejercicio de la literatura una desproporcionada acumulación de pesares; tantos serían, según esa lectura nada descabellada de mi relato, que casi más convendría que la muerte viniera a relevar al autor de tan arduos desempeños; ningún hallazgo creativo compensaría, así las cosas, la extenuación de una existencia siempre insatisfactoria y esforzada. Sirvan ahora estas líneas, por tanto, para la contrario, no sé si es mejor definirlo como una corrección de lo deficientemente explicado, o etiquetarlo como una fe de erratas; lo que pretendo afirmar, en todo caso, es el júbilo de las letras, la impagable felicidad del creador ante su texto y cómo esa compensación tiene la capacidad de dotar de sentido a la indudable -que la hay- letanía de los esfuerzos y las frustraciones; conozco pocas dichas semejantes a la del trabajo literario finalizado, probablemente ninguna tan íntima y relacionada con la esencia profunda del escritor que firma y, por esa misma vía, se afirma.<br />
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Y así de sencillo, con una Fe de erratas, todo vuelve a su ser; lo dicho queda enjugado, la ofensa se borra y pareciera que nunca sombra alguna se hubiera cernido sobre las claridades del día y sus rincones de luz. Sencillo, ¿no? Y tremendamente eficaz: unas pocas palabras sinceras y bien elegidas -el parrafito que antecede a éste-, o una serie de caracteres hábilmente tecleados en la luminiscencia atrayente del celular, y todo lo malo ya fue. Es el poder de la corrección, la habilidad de la disculpa, tal vez el privilegio de quien se puede permitir haber hecho las cosas en borrador, alargándose en la versión de prueba y, con ello, concediéndose dispensa para meter la pata sin demasiado dramatismo. Equivocarse, rectificar, borrar lo inadecuado y seguir como si nada. Es todo lo que se necesita.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSeCqYr1UJ7ApdGNv7pP2cRcWfretLgseU8hrYc5DZ9ifpunFQmuBu_dyAU1bmR7DnyMOBMijuWNFAdVAABQhT_2L2NHV0VdMdzHJmfhOf_O3BqwSsJxzOq77Uq5GPRwcJI6173pVCdsOf/s1600/imgres.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSeCqYr1UJ7ApdGNv7pP2cRcWfretLgseU8hrYc5DZ9ifpunFQmuBu_dyAU1bmR7DnyMOBMijuWNFAdVAABQhT_2L2NHV0VdMdzHJmfhOf_O3BqwSsJxzOq77Uq5GPRwcJI6173pVCdsOf/s1600/imgres.jpg" /></a></div>
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Vivir en borrador, y en caso contrario, apresurarse en esa suerte algo pasada de moda de la Fe de erratas; permitirse la elasticidad, no sin el riesgo de que esa red capaz de enjugar cualquier traspié se torne, a un único tiempo, en coartada y prisión. Porque, al fin y al cabo, el error posee las virtudes de la enseñanza, vacuna contra la soberbia y presenta desafíos que nunca se encuentran en la victoria: la aceptación de la falibilidad, la asunción de la culpa, el desarrollo de la capacidad para levantarse de nuevo, el reconocimiento del magma de fragilidad que habita tras todas nuestras máscaras... Nada de eso llega gratis al que nunca yerra; y además... es imposible alcanzar certezas sin atravesar los fuegos de la incertidumbre. El viejo proverbio dice que 'quien nada duda, nada sabe', una cita que Einstein reconvirtió para llegar a esa otra que en este momento alumbra mis días:<br />
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Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo</blockquote>
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VVíctor Charnecohttp://www.blogger.com/profile/15795352690112044998noreply@blogger.com0