lunes, 10 de septiembre de 2012

Eiryn, una arqueología literaria

Los autores somos más comprensibles dentro de una trayectoria, cuando se retroceden algunos pasos en nuestra obra y se encuentran las huellas que conducen a la narrativa actual; al acceder a respuestas como de dónde vienen algunas de nuestras obsesiones creativas o qué temas nos han perseguido durante un largo tramo del camino. Por supuesto, nada de todo ello es un absoluto, ni siquiera tiene por qué significar algo; en muchas ocasiones, esa arqueología del texto sólo servirá para que el lector avisado pueda reconocer el proceso evolutivo de la prosa, su lenta (o vertiginosa) maduración, la secuencia de capas sucesivas que ha terminado por dar un modo propio de articular la voz, una forma de ver y -sobre todo- de contar el mundo.

En mi faceta de lector, yo encuentro estimulante ese ejercicio de observación, la meticulosa disección de los temas, personajes y tramas de novelas o relatos; como escritor, sin embargo, mi placer se centra en el estudio de la estructura, la construcción de los personajes o la urdimbre del entramado de historias que termina por ofrecérseme como un único y rematado artefacto literario; de un modo muy especial, en la elección del lenguaje y el acierto o la belleza de su combinación. Es entonces cuando puedo releer decenas de veces un párrafo, paladeándolo con reconocimiento y admiración, el momento en el que tomo notas en cuartillas, desperdigadas más tarde por mis cajones, amontonadas y fértiles en mi mesa de trabajo, junto al ordenador en el que yo persigo el hilo de mis ficciones. Ese ritual supone para mí una fiesta de la literatura, la celebración alborotada de los universos imprescindibles de la narrativa.

Y así llegamos hasta hoy, cuando la opinión de una lectora a quien "Devuélveme a las once menos cuarto" le gustó me ha hecho pensar en mi propio origen. ¿Cuánto del escritor que soy hoy está en mis primeros textos?, he pensado, respondiéndome raudo que no es tanto a mí como a vosotros a quienes les corresponde poner en práctica esa arqueología literaria. Para ayudaros en el proceso, he querido compartir con vosotros "Eiryn", un relato que tiene, además, el valor de ser el primero que se publicó en papel, el inicio de todo lo posterior. Salió hace varios años en Paralelo Sur, una revista que ya no existe; y aunque mi apellido aparece mal escrito, puedo certificaros mi autoría; el resto, ya se dijo, está en vuestra mano.

V

http://www.paralelosur.com/revista/revista_narrativa_011.htm

No hay comentarios: