No conozco nada más sólido que un buen libro, eterno en su contenido -y casi también en su presentación física-, confiable en su aportación a nuestras vidas, generoso en las enseñanzas que regala, fruto de un esfuerzo de trabajo y reflexión... Los libros están en el origen de nuestra civilización, han ayudado al animal que fuimos a evolucionar, haciendo nuestro pensamiento más complejo y sofisticado, facilitándonos avanzar en la sabiduría y desproveyéndonos del pesado equipaje de mitos, intolerancias y represiones que acarreábamos desde siempre. El uso de esos artefactos de complejísima simplicidad ha permitido que los humanos derribemos las limitaciones propias de nuestra condición, permitiéndonos conocer realidades diferentes, ampliar nuestra visión del mundo y sobrepasar los límites que, necesariamente, cualquier tipo de incultura nos impone.
A lo largo de los años, me he encontrado con cierta frecuencia a gente que desprecia los libros. Ojo, no a los que no los conocen o han tenido difícil acceder a ellos, personas abiertas a llegar a su universo de letras, deseosas de que alguien les acompañe en el camino de entrada a la cultura, felices cuando entienden la sencillez oculta en ese elemento de apariencia tan seria. No, hablo de quienes saben de los libros, han convivido con ellos y deciden eliminarlos de su vida, o aun más, ejercer algún tipo de militancia anti libresca, de ofensa y mofa frente a los que leemos, tratamos con respeto el universo literario o, pobres locos, escribimos, sea cual sea nuestro género. Ellos me generan más desesperanza que cualquier analfabeto del mundo, porque en su elección personal se atisban muchos de los males que enferman, atenazan y destruyen la sociedad contemporánea.
Pero ni este tiempo ni este rincón están concebidos para la guerra; aquí se viene a sumar, aprender y reflexionar, a leer y compartir lecturas, y a celebrar la literatura, especialmente en estas fechas, cuando tiene lugar la más importante de las ferias del libro de nuestro país, la de Madrid. Estos días, el Parque del Retiro se llena de gente que sí ha elegido la cultura, que participa de este elogio del libro y se agolpa -como en la imagen- tratando de comprar nuevos títulos o de conocer a los autores a quienes leen y admiran. Cada FLM siento la misma alegría, un idéntico impulso por las letras y el deseo de hacerlo extensivo a los que comparten mi universo, también este otro ámbito digital. Poco amigo de los proselitismo, en estas fechas siento el impulso de reclamar que vayáis hasta allí, caminéis entre esos miles de ejemplares y os dejéis seducir por algunos de ellos, poco importan el autor, la editorial o el tipo de literatura. Dadle una oportunidad a los libros, introducíos en sus universos mágicos y atemporales y permitid a algunas de sus ideas o conocimientos la posibilidad de enraizar dentro de vosotros. El viaje será mucho más enriquecedor y adictivo que cualquier otro que conozcáis, cambiará vuestras existencias y mejorará la relación que mantenéis con el mundo; os hará más sabios, comprensivos y generosos con quienes os rodean, mejores personas en definitiva; seres tan nuevos y estimulantes como si se os hubiera permitido ser refundidos al antojo de vuestro criterio.
V
PS: Para los interesados, firmaré ejemplares de 'Duelos' y 'Devuélveme a las once menos cuarto' el domingo 15, de 12 a 14 horas, en la Caseta Número 27, correspondiente a UDL. Sería un privilegio contar con la compañía de muchos de vosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario