jueves, 5 de septiembre de 2013

Ante el retorno

Septiembre es el mes del retorno, el del inquietante nombre post-vacacional, a quien en la mayoría de las ocasiones ponemos denominación de monstruo y que, sin embargo, suele devolvernos algunas de las certezas de quienes somos. Está camino de terminar el verano, ese abismo irreal de largas jornadas ociosas y cuerpos despreocupados en la nívea solana; ese otro lugar en el que nos enfermaríamos de tedio si se extendiera un centímetro más allá de sus límites, condenándonos al plomo de una existencia demasiado resonante en su oquedad.

Se nos va marchando el verano y, con ese determinismo dramático de los humanos, hay quien lo vive con el tonelaje de un duelo excesivo. Se va, y bien está que así sea; lo hará dejando días de descanso, viajes de salitre o de conocimiento, y también -esperémoslo así- algunas lecturas que ya no saldrán jamás de nuestra conciencia. En este lapso, habrá quien se haya dado a la quimera algo tópica -y por ello tan necesaria- de los románticos amores estivales; y otros que se hayan dejado llevar por la novedad de las pieles bronceadas para perder en el olvido a quien, quizás, estaría llamado a cambiar su vida. Unos y otros regresarán ahora a la realidad de su tiempo más propio, a los cuarteles de invierno, donde, es paradójico, uno reside en casi todas las estaciones.



Retornar supone enfrentarse al rostro individual, volver a las verdades de nuestra personalidad y hacerlo, en eso también rinde el distanciamiento de las vacaciones, con la capacidad crítica imprescindible para conducirnos a un lugar mejor. Septiembre es mes de buenos propósitos, de retomar con energías renovadas los proyectos pendientes, y de recuperar del cajón todas esas buenas intenciones que fuimos sepultando bajo toneladas de obligaciones y excusas ampliamente mejorables. El final del verano es un momento mágico, de luces menos hirientes, urgencias más atemperadas e inquietudes que, al fin, consiguen abrirse paso en nuestras mentes o corazones. Es, sobre todo, el instante de acomodar el cuerpo y el espíritu para la llegada de una estación nueva, el otoño, que este año promete ser germinal e inolvidable.

V

No hay comentarios: