jueves, 3 de julio de 2014

Poliédrico, una sorprendente excursión al origen



Volvía a casa pensando en actualizar el blog y, de repente, ha regresado a mi cabeza. Es un texto antiguo, mucho, aunque al buscarlo y releerlo, me he sorprendido al encontrar en él más trazas de mi literatura actual de lo que tenía en la memoria; la voz, según parece, comienza a existir bastante antes que nuestra conciencia de ella. Se llama 'Poliédrico' y lo hice a la carrera para uno de esos certámenes de microrrelatos que cierto medio digital convocaba con plazos de presentación muy limitados, de una única mañana aquí; en este caso la excusa era el estreno de la excepcional 'Babel' de González Iñárritu, y el título de la película, la palabra que todo participante debía incluir en su pieza. A mí, casi de corrido, me salió esto; aunque es un dato sin la menor importancia, quedó entre el listado (amplio) de quienes fuimos considerados 'ganadores'. Prácticamente ni eso recordaba ya, y sin embargo, cuando me he sumergido en su lectura, he tenido la impresión de estarme enfrentando a algo de ayer, de esta mañana, un relato todavía próximo a mí, fresco, vivo, con cierto latido familiar surcando sus venas.


Poliédrico 
Aguantar la tensión entre las voces que habitan en mí, con la sensación no ser ni uno ni muchos, como si fuera una figura poliédrica imposible de asentar sobre un aparador. Decidir si hoy soy príncipe o mendigo; si me mato o la mataré a ella cuando doble la esquina, feliz e insustancial; si apuesto por la palabra o me abrigo en el páramo del silencio. Ser a pesar de todo, incluso a pesar de mi propio deseo, y conseguir que la angustia no me paralice los miembros y me condene a una existencia entumecida. Trepar cada mañana por los escalones de mi torre, sabiendo que esa misma escalada me hará caer a los infiernos, así es mi Babel.

V

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