Ahora abriré diez páginas al azar y extraeré otros tantos "me acuerdos", y luego trataré de completarlos con otros diez más, estos míos, siguiendo la estela de Brainard. Si os animáis, seréis bienvenidos.
Joe Brainard:
Me acuerdo de muchos septiembres.
Me acuerdo de la dama de noche (una flor que se abre de noche).
Me acuerdo de lo mucho que intenté que me gustase Van Gogh. Y de lo mucho que acabó gustándome. Y de lo mucho que, ahora, me revienta.
Me acuerdo de los jerséis mullidos de colores pastel (angora).
Me acuerdo de arrepentirme de no haber hecho cosas.
Me acuerdo de esa pequeña sacudida que das justo antes de quedarte dormido. Como cayéndote.
Me acuerdo más de tener canicas que de jugar a las canicas.
Me acuerdo de la época en que cuanto más anchas fuesen las vueltas de los vaqueros, mejor.
Me acuerdo de que me decepcionó mucho la cosa esa de relleno gris con pequeñas motas rojas que descubrí dentro de la barriga de un viejo osito de peluche.
Me acuerdo de un sueño en el que conocía a un hombre hecho de un queso amarillo muy blando, y cuando fui a darle la mano, me quedé con todo su brazo (es el que cierra el libro)
Vamos con los míos:
Me acuerdo de los domingos en La Michorada, largos, llenos de aventuras.
Me acuerdo de mi padre, casi a diario; siempre que me sucede algo importante.
Me acuerdo de los sueños que todavía no he alcanzado, los recuerdo con la intención de no olvidarme jamás de perseguirlos.
Me acuerdo de todas las ciudades en las que he estado, sin excepción.
Me acuerdo de Nueva York rodeada por el aura mágica de las grandes transformaciones, de la clara línea que marca dos mundos definitivamente distintos.
Me acuerdo de mis sensaciones cuando desembalé el primer ejemplar de "Devuélveme a las once menos cuarto", solo en casa; de los minutos en los que disfruté de su llegada.
Me acuerdo de quienes alguna vez me tendieron su mano, no importa si ya nos perdimos en el tiempo o la vida desencontró nuestros caminos; yo sigo teniéndoles presentes.
Me acuerdo de las historias que contaba mi abuelo, podría repetir muchas de ellas con sus mismas palabras; el germen de la literatura de tradición oral anidado en mí.
Me acuerdo de algunas miradas; nunca me desprenderé de su fuerza y significado.
Me acuerdo de mi origen, de la ética del trabajo y el compromiso, de avanzar una zancada detrás de otra sin concederme el privilegio de la duda o la fatiga; de pelear por lo que quiero y creo sin desmoronarme jamás; de la cita de Bukowski que preside mi mesa, especialmente del momento en el que dice: "Es una prueba de resistencia para saber que puedes hacerlo. Y lo harás".
¿Ahora los vuestros?
V